Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

La corriente sanguínea del campus

Nuria Morales [Com 13]


La mayoría de alumnos y profesores de la Universidad de Navarra se ha cruzado alguna vez con un bedel cargado de cartas y paquetes, dispuesto a distribuirlos a sus respectivos destinos. Es una escena más o menos cotidiana que se repite en todos los edificios. Tiene un sentido evidente –el de una persona que reparte el correo–, pero encierra además otro significado que casi nadie se habrá planteado: si hay un bedel cargado de cartas es porque Fermín ya ha pasado por allí. 

Su jornada comienza normalmente a las 8.00 horas en el Polideportivo. Allí, con sus compañeros Luis y Miguel, organiza los envíos de primera hora, antes de compartir con ellos “el segundo desayuno”, a eso de las 9.30. Después se reparten las tareas: uno se va con la furgoneta “pequeña” a distribuir por Pamplona las cartas procedentes de la Universidad: otro reparte con la furgoneta “grande” el correo de las distintas facultades y edificios del campus; y el tercero se queda en el Polideportivo para recibir y “fichar” lo que vaya llegando. Fermín explica que esta tercera opción es la menos “emocionante”. “Lo que más me gusta –añade– es ir en la furgoneta. Ahora que ha llegado la primavera, pasearse por el campus es muy agradable. Está todo muy bonito. Fichar no esta mal: hay que distribuir en las distintas sacas los envíos y vigilar que su contenido esté en orden, pero es un trabajo más estático”.

Hoy le toca ponerse al volante de la furgoneta “grande”. Su primera escala es el edificio de Jardinería, en el extremo del campus más próximo a la avenida de Zaragoza. La segunda, el edificio que alberga las facultades eclesiásticas, conocido comúnmente como Teología. En este caso el correo son dos sacas llenas. Son de colores diferentes para no liarse con la correspondencia, aunque a veces el problema es de los remitentes, que no han precisado bien la dirección de destino, o se han confundido.

La tercera parada del día es Arquitectura, donde los bedeles le entregan un par de cartas a cambio del contenido de dos sacas. El recorrido continúa por la Biblioteca, el Edificio Central y la zona de Ciencias: el CIMA, la Clínica y el Hexágono. Y para terminar: Derecho, Ciencias Sociales, Económicas y el Instituto de Ciencias para la Familia. La mayoría de los sobres y paquetes que reparte contienen papeles, aunque aún recuerda la sorpresa que se llevó la primerta vez que le dieron un portátil. “La mayoría de los envíos son académicos –explica–: libros, enciclopedias, trabajos, informes, etcétera, aparte de la correspondencia común. Nunca nos hemos llevado un susto”.