Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

El Programa Senior se hace mayor

Texto Álvaro Guzmán [Com 12] Fotografía Manuel Castells [Com 87]

La última edición se tituló "Continuar creciendo" y acogió a 36 alumnos de entre 50 y 84 años que se "licenciaron" el pasado 28 de mayo. Cuatro de los "alumnos" hablan en estas páginas de sus motivaciones y de su experiencia.


Curso 2003-2004. La Universidad de Navarra se llena de estudiantes mayores. Ha nacido el Programa Senior. Se trataba de una iniciativa pionera, gracias a la cual personas de más de 55 años pudieron incorporarse a la Universidad. Y nació precisamente de la gran demanda que había entonces, según explica la coordinadora del Programa Senior, Viviana Alegre: “En los últimos años había un gran reclamo social en toda Europa, en especial por el aumento en la calidad y las condiciones de vida de los mayores”.

Alegre cuenta que el germen de este tipo de programas, cada vez más en boga, está en la V Conferencia Internacional sobre la Educación de Adultos, que tuvo lugar en Hamburgo en 1997. En ella se enunciaron los principios para la educación de los mayores, recogidos en el llamado Informe Delors, que defendía la educación como algo que “encierra un tesoro que debe ser mantenido a lo largo de toda la vida”. El crecimiento de los programas para los “adultos mayores” (como se les llama en el ámbito académico) ha sido una constante desde entonces.

Han pasado siete años y el Programa Senior de la Universidad de Navarra ha crecido hasta convertirse en un referente para los mayores de la ciudad. Aunque en un principio el requisito era ser mayor de 55 años, esa cifra se bajó a 50 por la creciente demanda de personas que no podían participar por no haber alcanzado la edad requerida. Viviana Alegre explica que el Programa, que depende de los vicerrectorados de Alumnos y Extensión Universitaria, es eminentemente cultural. Sin embargo, se diferencia de los que ofrecen otros centros culturales en que tiene “una firme base pedagógica y didáctica, al ser impartido por una entidad académica como la Universidad de Navarra”.

Los alumnos presentan perfiles extraordinariamente variados. Van desde amas de casa, que no habían estudiado nunca, a empresarios o doctores jubilados, con un nivel académico alto y estudios superiores. Hay nueve hombres sobre un total de 36, aunque esta es la edición en la que el Programa ha alcanzado una proporción mayor de varones. El más veterano tiene 84 años, aunque la mayoría está entre los 60 y los 70. Cabe apuntar, como dato curioso, que hay un 14% de alumnos extranjeros, entre ellos un matrimonio de mexicanos y otro de italianos.

Tono cercano y accesible. El Programa se centra en dos líneas principales. Por un lado, se tratan temas de actualidad, en clases y conferencias impartidas tanto por profesores como por personalidades del ámbito social, cultural o científico de Pamplona. Cada curso se apuesta por un tema central, que este año ha sido la defensa de la vida. Los contenidos del programa se completan con asuntos de interés general de siempre, como la geografía, la cultura, el arte o la historia.

Desde el punto de vista de los profesores, se requiere un esfuerzo para acomodar el contenido a las necesidades de los alumnos mayores, obviamente diferentes a las del resto de alumnos de la Universidad. Se opta por un tono más cercano o accesible en las explicaciones, pero no se renuncia a tratar temas elevados.
Es evidente que se trata de un reto, pero también es una oportunidad magnífica para los profesores. Así lo explica Santiago Martínez, uno de los profesores más entusiastas del Programa Senior y que además da clase a los alumnos de primero de Comunicación, los más jóvenes de la Universidad: “Lo fascinante es que sus historias personales completan tu vida, despiertan recuerdos de la propia experiencia y estimulan a ofrecer los mejores consejos de que uno es capaz. He visto las mismas ganas de aprender en unos y otros; y me he beneficiado por igual de la sabiduría de la madurez y de la ingenuidad de la juventud”.

Se trata, en definitiva, de que los mayores de la sociedad, que cada vez viven más y mejor, puedan revalorizarse desde el punto de vista intelectual. Tienen la enorme ventaja de la experiencia, pero iniciativas como el Programa Senior hacen que puedan fundamentar además sus opiniones técnicamente. Así –según explican los responsables de la iniciativa– se sentirán más útiles ellos mismos, pero, sobre todo, serán de una formidable utilidad a una sociedad que les necesita.