Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

«Un castigo de Dios»


Cada día después del tsunami, Rozan acude cinco veces a rezar. Él es uno de tantos que piensan que el maremoto fue un castigo de Dios por el conflicto fratricida y la relajación de la vida religiosa y las costumbres.
«El mar está muy cerca de este lugar, de esta mezquita. Cuando ocurrió el tsunami, las olas destruyeron todo, excepto esta casa de Dios. Fue un milagro. Perdí a toda mi familia, incluidos mi mujer y mis dos hijos. Ahora estoy casado nuevamente con otra mujer y tengo otros dos hijos. Pero nunca podré olvidar aquella tragedia».

Rozan. Provincia de Aceh.