50 años después de la Marcha Verde, una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sitúa la propuesta de autonomía del Sáhara Occidental dentro de Marruecos, por primera vez, como la base sobre la que pactar un acuerdo al conflicto. De concretarse así, los saharauis deberán optar entre alternativas poco halagüeñas: aceptar la soberanía marroquí, buscar asilo en Europa, ser absorbidos por Argelia o continuar la guerra con la bandera del Frente Polisario. Cualquiera de esas vías dejará herido de muerte al Derecho Internacional —y el principio de autodeterminación de los pueblos—, cometerá una injusticia contra una población que lleva medio siglo refugiada y dará un vuelco al tablero geopolítico africano, donde España tiene intereses en juego

















