Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

El campus de colores

Marta Mojonero [Com 13]


La creatividad de un buen trabajador desborda jardines, y el campus de la Universidad de Navarra es un claro ejemplo. El equipo de jardinería se esfuerza a diario por cuidar cada mínimo detalle relacionado con el color verde. Pachi Díez de Ulzurrun es el jefe de este gran equipo, pero es un jefe bastante peculiar: ‘‘Trato de pasar el menor tiempo posible en la oficina’’. Él mismo afirma que lo más bonito de ser jardinero es la constante creatividad que se empeña cada día. 

Pachi era un chaval de diecisiete años de una población navarra, Arraiza. En aquella época no había demasiado trabajo, así que se trasladó a Pamplona y comenzó a trabajar en la Universidad de Navarra, en 1980. Desde ese momento, ha dedicado toda su vida a la jardinería. ‘‘Lo que más me gusta es estar continuamente creando. Es muy bonita la evolución del campus, cómo va avanzando y cómo nosotros vamos mejorando’’, explica con lustre satisfecho. Dirige un equipo muy competente en el que todos saben hacer de todo. Aunque, por supuesto, cada uno tiene una faceta más sobresaliente en cuanto a la jardinería, ninguno de ellos se dedica únicamente a una sola zona. Hay tanto por hacer que no pueden permitirse ese lujo: trabajo sedentario, la siembra, el riego, las zanjas, la mecánica… ‘‘El equipo se ha ido formando año tras año, y todos vamos a una, nos ayudamos y realizamos nuestro trabajo con idea de mejora. Todo el equipo está integrado y en movimiento’’, afirma Pachi con aire de satisfacción. Solo con ver el campus, cualquiera podría admitir que las manos que hay detrás son manos implicadas y eficientes.

El tema de la comunicación es muy relevante. Comunicar es compartir, y el almuerzo es el momento para hacerlo. Además de permitirse un soplo de relajación, librándose de la maquinaria por un momento, se relacionan en un tiempo de tertulia. En esta profesión, casi todo es maquinaria. Una buena máquina salva el jardín. Pachi cuenta que hace años, cuando la tecnología no estaba muy desarrollada, tenían que cortar los setos ‘‘con las dos manitas’’, labor que resultaba agotadora, mientras que ahora disponen de corta-setos con los que, apenas sin esfuerzo, se corta el 80% de los setos del campus. Pachi afirma con brillo en los ojos: ‘‘La jardinería es algo vivo, es como una labor de casa’’. Si hay algo que llevan ‘‘a rajatabla’’ es la limpieza: ‘‘Hay que mentalizar al equipo de que papel que vean, papel que han de recoger. Aunque, el problema ahora son las colillas’’, explica convencido.

El trabajo de jardinero implica riesgos como acabar metido en el río mientras se limpia la maleza, o caerse de un chopo... Son algunas de las incidencias que ha sufrido Pachi, y que sigue recordando siempre con una sonrisa.