Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

El regalo de cuidar a don Luis


Despedimos a don Luis de Moya (1953-2020) un día radiante de noviembre. Además de los residentes del Colegio Mayor Aralar, donde vivió desde que sufrió un accidente de tráfico en 1991, se encontraban allí sus siete hermanos, Jesús Terrero, su amigo y enfermero, y otros seres queridos. La pregunta que todos llevábamos dentro era: ¿cómo don Luis, tetrapléjico durante casi tres décadas, conservó siempre tantas ganas de vivir? Nuestra conclusión es que, después de 355 meses de lucha, realizando tareas pastorales con la mayor normalidad posible, alcanzó un grado notable en las virtudes cristianas y una aceptación cada vez mayor de lo que Dios quisiera, algo que no dejaba indiferente a nadie que le tratara.

El antiguo capellán de la Universidad era de pocas palabras. Pero hay una que pronunció más que nadie: «Gracias». Después de cada pequeño servicio, como llevarle el zumo de la merienda, nos daba las gracias, acompañadas de una sonrisa. Hoy, junto con la tristeza, sentimos un caudal de gratitud. Dedicó su libro Sobre la marcha «a tantos que saben aprovechar las deficiencias de los demás para ser grandes en la vida». Don Luis, gracias por enseñarnos tanto, gracias por habernos ayudado a crecer.

 

Juan Ignacio Izquierdo y José María Mora, del equipo que le atendió en el curso 2020-21.