Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

World Press Photo: el mejor periodismo en imágenes

Texto Juan Cañada


World Press Photo es, sin duda alguna, el concurso de fotoperiodismo más prestigioso del mundo. Se podría decir que sus premios son los Oscar de la fotografía informativa. Sus 57 años de existencia lo avalan y lo sitúan por encima del Pulitzer de fotografía. En definitiva, es el galardón que todo fotógrafo de prensa quisiera tener en su currículum.

Unas hermosas historias. Cuentan que tres amigos que estudiaron juntos se reunieron después de varias décadas sin tener noticias unos de otros. Uno explicaba que estudió Arquitectura siguiendo la tradición familiar, y que ahora colaboraba con su padre. Había conseguido diseñar las casas de personas importantes. Sus vacaciones las dedicaba a trabajar con varias asociaciones en países en vías de desarrollo, y sus proyectos estaban destinados a la construcción de casas que soportaran temblores sísmicos, que fueran económicamente viables y dignas.

Otro de los amigos explicó que la Medicina era lo suyo. Después de ciertas dudas, consideró que tendría un buen pulso para ejercer como cirujano. Salvó a cientos de personas, y sus investigaciones y estudios sirvieron para que muchos de sus colegas pudieran aplicar técnicas que hasta entonces se consideraban imposibles.

El tercero no necesitó muchas palabras. Sacó de la mochila una cámara fotográfica y explicó que con ella había conseguido auténticos milagros: frenar varias guerras, conseguir que se enviara alimento a zonas de África que sufrían hambrunas, sensibilizar a la sociedad de la situación de unos barrios cercanos a las grandes ciudades de las llamadas naciones del Primer Mundo, construir hospitales y escuelas en varias comunidades indígenas de América…

Lo conseguido por los tres amigos fue importante, pero el fotógrafo tal vez consiguió algo más importante que el arquitecto y el cirujano. Sí, logró con su cámara que la paz llegara donde había guerra, que la comida llegara a tiempo en zonas de conflicto y sequía, que los medicamentos evitaran epidemias, que la esperanza –en definitiva– fuera hecha realidad.

El fotoperiodismo como herramienta para la comunicación. Desde que la fotografía existe se ha usado como medio informativo. El aforismo según el cual una imagen vale más que mil palabras podría no ser del todo cierto, pero lo innegable es que una imagen ayuda a comprender qué ocurre en el mundo, y añade valor a la noticia. Mil palabras se pueden quedar cortas, y media imagen puede decirlo todo.

La imagen ha servido para testimoniar las noticias: sean guerras, hambrunas, sublevaciones, la alegría de inaugurar una democracia, la solidaridad de los hombres que se entregan ante un desastre natural… 

La fotografía de Nick Ut realizada en junio de 1972 muestra la crudeza de la guerra cebada en los más indefensos: los niños y los ancianos. Un error de la aviación hizo que la carga de napalm cayera sobre una aldea aliada. Phan Thi Kim Phuc, –la niña que aparece desnuda– corría en busca de ayuda con la espalda completamente quemada. El tesón de su madre hizo posible que recibiera la atención necesaria, gracias a la cual consiguió curarse tras penosos años en hospitales.

Esta fotografía produjo un revuelo tremendo, no sólo por el hecho de que la niña apareciera desnuda corriendo por el asfalto, más bien por cuestionarse la presencia de tropas norteamericanas en Vietnam. Solemos pensar que los desastres de la guerra nos quedan lejos. Sin embargo, como muestra esta fotografía, el dolor de los niños, sus lágrimas, sus quemaduras, se hacen presentes de un modo fehaciente, real, tan cercano que es difícil no sufrir viendo esta imagen. Gracias a la fotografía, el dolor y el sufrimiento se nos meten en casa en forma de imagen en la portada de un diario.

Es una de las fotografías de prensa más importantes del mundo. Sus consecuencias fueron importantes, no sólo por el cambio de actitud de una sociedad que veía lejos sus guerras, sino por el cambio de la política de Estados Unidos con respecto a Vietnam. Sí, esta fotografía paró una guerra.

En otro país asiático, y con 17 años de diferencia, una nueva foto volvió a desempeñar un papel especialmente relevante: la plaza de Tiananmen se llenó de grupos de jóvenes estudiantes que reclamaban libertad. Cuando las autoridades consideraron que empezaban a ser una molestia para el régimen, enviaron militares que, usando armas de fuego, dispersaron a los manifestantes y causaron un número de muertos cuyo total nadie conoce. Uno de los estudiantes se acercó a los tanques que se disponían a dispersar a los manifestantes, un David ante un Goliat. A pesar de la diferencia de fuerza, el joven estudiante consiguió frenar el avance de los tanques.

Este joven, del que nunca más se supo nada, es el ejemplo del coraje de quien lucha por la libertad. Su imagen sirvió para volver a pensar sobre el sufrimiento de un pueblo que sigue oprimido por el totalitarismo.

Una fotografía contra el hambre: somalia, 1992. James Nachtwey es el mejor fotógrafo de prensa de la actualidad. Sus fotografías, libres de artificio, muestran la realidad de un mundo desolado por el hambre y la guerra: Somalia, Ruanda, los Balcanes...

La imagen que tomó en Somalia en la que aparece una mujer a punto de enterrar a su hijo basta por sí misma para denunciar los graves problemas que se producen cuando las sequías se juntan con el caos generado por grupos mafiosos militarizados, o luchas entre grupos tribales que obstaculizan y roban la ayuda humanitaria recibida de Osccidente. Son millones las personas que mueren de hambre en el mundo. Todas estas muertes se pueden evitar. Ahí está el fotógrafo para contar que sigue habiendo madres que entierran a sus hijos, muertos por no tener alimento que darles.

Una madre consuela a su hijo herido durante las manifestaciones callejeras en la ciudad yemení de Sanaa. El rostro del muchacho muestra el dolor causado por una herida en una pierna y el efecto de los gases antidisturbios que inhaló. A todos nos resulta conocida esta imagen, no sólo por su composición parecida a la Piedad de Miguel Ángel, es la imagen de la maternidad, tan ligada casi siempre al dolor.