Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Diseños "Made in Spain" conquistan al mundo

Texto  Ana Eva Fraile [Com 99]  Fotografía  José Juan Rico Barceló  Vestidos cedidos por la Colección López-Trabado para la exposición de ISEM Fashion Business School

El 24 de enero, un día antes de que los focos iluminaran la pasarela de la Mercedes-Benz Fashion Week, la moda se vistió de negro para despedir a Elio Berhanyer, el último representante de la edad de oro de la alta costura española. A mediados del siglo XX, el saber hacer de un grupo de diseñadores miró de frente a los couturiers parisinos y se abrió camino en Europa, América y Asia. Pedro Rodríguez, Cristóbal Balenciaga, Asunción Bastida o Manuel Pertegaz, entre otros, fueron los adalides de la internacionalización del sector de la moda en España.


ELXXI es el siglo en el que España se ha coronado en el fast fashion, una estrategia que ofrece al consumidor la posibilidad de vestir a la última a precios bajos, con prendas manufacturadas de forma rápida y barata. El epicentro mundial de este modelo de negocio se encuentra en Arteixo, base de Inditex en A Coruña. Con 7 490 tiendas en 96 países y una plataforma online que vende en 202 mercados, el grupo gallego superó los 26 000 millones de euros de facturación en 2018.

El liderazgo global de España en este sector hunde sus raíces en el siglo pasado. Hace setenta años, emprendedores como Pedro Rodríguez, Asunción Bastida o Manuel Pertegaz, además de Cristóbal Balenciaga, y firmas como El Dique Flotante o Santa Eulalia proyectaron sus colecciones más allá de nuestras fronteras, donde se codearon con Christian Dior, Jacques Fath o Jean Dessès, entre otros. Sus manos, técnicas y artesanas, alcanzaron una cota de excelencia a la altura de los prestigiosos couturiers franceses. 

Paradójicamente, la época dorada de la alta costura, entre 1950 y 1960, se desarrolló sobre un escenario gris marcado por la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y la dictadura franquista. La industria textil se vio muy castigada por las contiendas; con fábricas en ruinas y campos arrasados debido a los bombardeos, la materia prima para confeccionar prendas escaseaba. 

En este contexto, el diseñador Pedro Rodríguez fundó en 1940 una institución que desempeñó un papel fundamental en el renacer del sector de la moda: la Cooperativa de la Alta Costura Española. Inspirada en la Chambre Syndicale Française, su finalidad principal consistió en mostrar las nuevas tendencias a través de desfiles semestrales, conocidos como «El Salón de la Moda». Con el paso de los años, la Cooperativa emprendió iniciativas encaminadas a explorar mercados en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. El Gobierno de Franco, interesado en ofrecer al exterior una imagen aperturista, no dudó en respaldar su labor.

Los medios de comunicación se hicieron eco entonces del esplendor de los creadores españoles en el «difícil arte de la aguja». Un artículo de la revista ¡Hola! publicado en 1952 ensalzaba «cómo la moda española va conquistando día a día un puesto preeminente en el mercado mundial» y calificaba el trabajo de Pedro Rodríguez «al nivel de las más valiosas firmas del mundo elegante». 

En la década de los setenta, con la irrupción del prêt-à-porter, la alta costura comenzó a languidecer. El impuesto al lujo aprobado en 1974 agudizó su declive, y  finalmente la explosión de libertad de los años ochenta y el nacimiento de una nueva sociedad  provocaron la disolución de la Cooperativa en 1987. 

La experta Lydia García ha puesto en marcha una investigación sobre la desconocida Cooperativa de la Alta Costura Española, cuyos logros «sorprendentemente» han pasado inadvertidos. En su opinión, los creadores de hoy necesitan tener referentes nacionales: «Si conseguimos que los jóvenes que estudian Diseño o Moda comprendan este legado saldrán fortalecidos y podrán orientar sus carreras con más seguridad dentro de una industria tan complicada».

¿Por qué no recrear una pasarela con patrones que han hecho historia en una escuela de negocios especializada en moda? Desde mediados de enero hasta finales de marzo, los alumnos de ISEM Fashion Business School pudieron ver y tocar de cerca las piezas únicas de la exposición «La Cooperativa de Alta Costura Española», instalada en el edificio Alumni del campus de Madrid. Como apunta Lydia García, esta actividad «promueve una experiencia de aprendizaje innovadora, puesto que lleva la docencia de ISEM a una nueva categoría corpórea y con idea museística». 

Este reportaje propone un recorrido por la historia de la moda a través de siete vestidos pertenecientes a la Colección López-Trabado: cinco piezas de «Los 5 Grandes» creadores del siglo xx en España —Pedro Rodríguez, Asunción Bastida, El Dique Flotante, Manuel Pertegaz y Santa Eulalia—, así como un diseño firmado por el genio universal Cristóbal Balenciaga y un modelo de Elio Berhanyer, el último maestro de la alta costura nacional.

Lydia García, propietaria de la Colección y comisaria de la muestra junto con la profesora de ISEM Amalia Descalzo, nos guía en este viaje en el tiempo donde la moda se representa como una prolongación de la política, la economía, la sociología, la cultura y los avances tecnológicos. «La moda es la última piel de la civilización». Con esta cita de Picasso, Lydia invita a comenzar este itinerario sin perder de vista la meta: «Tomar conciencia de nuestro pasado estético, disfrutarlo y reconocer el lugar que supo labrarse contribuirá, sin duda, a ampliar los horizontes creativos del futuro»