Dirección: Jacques Audiard
Guion: Jacques Audiard. Novela: Boris Razon
Público adulto y tolerante a las mezclas.
Una prestigiosa abogada decide defender a un gangster que quiere abandonar su vida de crimen y, de paso, convertirse en mujer. Jacques Audiard, el director francés de la notable Un profeta, dirige una propuesta muy arriesgada que, después de convencer al jurado y a la crítica en el pasado festival de Cannes, tiene muchas posibilidades de ganar el Óscar a la mejor película internacional.
Aunque las declaraciones del equipo sitúan a la película en el terreno del activismo trans, la película es mucho más compleja. Audiard es honesto al reflejar cómo la transición del protagonista (un hombre casado y con hijos) destroza a su familia y no termina de resolver ninguno —o casi ninguno— de sus conflictos internos.
El riesgo, además de por el tema, viene sobre todo por la apuesta formal: un musical que transita desde el homenaje a algunos clásicos del género hasta formulaciones más radicales y guiños al género fantástico. Audiard ha metido en la coctelera desde el melodrama hasta el cine negro, desde el musical hasta el género fantástico. Y lo sorprendente es que le ha quedado un producto minoritario (no es cine para todos), pero que entretiene y puede hacer pensar.