
Dirección y guion: Elena Molina, Isaki Lacuesta
España, 2025
Un documental sobresaliente, en el fondo y en la forma.
Flores para Antonio parte de un impulso íntimo y muy personal. Alba Flores, al superar la edad a la que murió su padre —33 años—, decidió mirar de frente una herida familiar abierta desde 1995 y contactó con el director Isaki Lacuesta. El encargo consistía en contar la vida y, sobre todo, la muerte de Antonio Flores. El documental es una pieza formalmente deslumbrante: Lacuesta trabaja con una enorme cantidad de vídeos, fotos y materiales domésticos —propios de una familia volcada en el arte— y los hilvana con los collages que Antonio Flores creaba. Consigue integrarlos en el relato con gran eficacia narrativa.
Alba ejerce de guía y entrevistadora en un retrato emotivo, muy pegado al personaje, a veces incómodo. Porque no oculta las fragilidades, pero tampoco idealiza. Lacuesta y Elena Molina equilibran el duelo con la memoria y la creación, y aportan un reportaje de mirada amplia que habla de música, salud mental y vínculos familiares. Un documental sobresaliente que confirma que el género está en buena forma.




