La venta de una casa familiar lleva a tres hermanos a enfrentarse con el pasado y tratar de construir una nueva etapa.
Álex Montoya adapta la novela gráfica homónima de Paco Roca. No es la primera vez que el historietista español salta a la pantalla grande. Ya lo hizo antes con Arrugas, la emotiva historia de amistad entre dos ancianos que están perdiendo la memoria.
La casa comparte esa misma mirada, lúcida e indulgente, hacia la condición humana. El gran mérito de la película es conectar con las carencias, anhelos y necesidades de toda una generación: esa que, instalada en la cuarentena y en plena madurez profesional y vital, tiene que echar el freno para resetear su vida y rehacer lazos cuando llega la muerte o la enfermedad de los padres.
El minimalismo y cierta irregularidad narrativa no son obstáculo para que el espectador se sienta interpelado por unas situaciones y unos diálogos que destilan naturalidad, al igual que las sobresalientes interpretaciones.