Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Geoffrey Parker: "A todos nos gusta ver nuestra propia historia de un modo triunfalista"

Texto Xoan Luaces

El hispanista británico Geoffrey Parker es autor de las investigaciones más difundidas sobre Felipe II y su época.


Si hay entre los historiadores actuales alguien que conozca al dedillo la figura de Felipe II, es Geoffrey Parker. El investigador inaugura ahora una nueva línea de estudio sobre la importancia del Medio Ambiente durante el Renacimiento.

¿A qué obedece este nuevo interés?

Vivimos todavía en una sociedad en la que todo depende de la comida. Si no tenemos comida y agua, moriremos. En los siglos xvi y xvii alrededor del 90% de la población estaba implicada en producir alimentos, tanto en las ciudades pequeñas como en las relativamente grandes. En el siglo xvii se produjo un episodio de enfriamiento global, lo contrario a hoy, que ocurre un calentamiento global, pero el efecto es más o menos el mismo, porque el enfriamiento global crea condiciones extremas en el clima, y eso destruye cosechas. Surgen entonces las hambrunas que provocan rebeliones y de estas nacen las guerras. En mitad del siglo xvii, alrededor de todo el mundo y cualquier momento, casi hay más rebeliones en este periodo que en cualquier otro del siglo xx.  

¿La historia y el medio ambiente son tema de interés en las universidades americanas?

Sí, se observa un interés creciente en América, no sé si es así en España pero creo que la relación entre historia y medio ambiente se está convirtiendo en un tema muy popular.

Actualmente la historia novelada es una de las corrientes más exitosas del negocio editorial, y las historias se convierten pronto en guión de cine. ¿Se puede confiar en la veracidad histórica de estos argumentos cinematográficos? 

Siento decirlo, pero son totalmente ficticias. Es como lo que se dice del Don Carlo verdiano: está totalmente equivocado, pero es una gran ópera. Antes y ahora puedes tener una gran película, pero que no se base en la historia. 

¿Cuáles ha visto que le han parecido malísimas?

No quiero dar ningún nombre pero creo que hay al menos dos ejemplos que encuentro terribles. Una de las buenas, situada en la época de Felipe II, sería por ejemplo La Kermés heroica, que se estrenó en los años treinta, y creo que está muy bien hecha, un retrato veraz del dominio español y con una visión realista del cerco de Amberes. 

¿Hasta qué punto pueden permitirse ciertas licencias los autores o directores de cine a la hora de desarrollar su visión de hechos históricos?

Puede hacerse, pero creo que ocurre lo mismo con las novelas históricas: hay una serie de acontecimientos, y se deberían respetar, pero ¿qué pasa cuando la verdad histórica, y los documentos que la prueban, está silenciada? Ahí es donde los novelistas históricos y los realizadores pueden hacer especulaciones, como creo que hace Pérez Reverte, que lo hace bastante bien, y me gustan particularmente las novelas de Mari Pau Domínguez, que están situadas en la corte de Felipe II, creo que son brillantes. Ella sigue este camino, no va en contra de los acontecimientos, su ficción comienza donde los hechos terminan. Sitúa sus novelas con cierto margen de incertidumbre y creo que ese es el camino que habría que  seguir.

¿Tenemos los españoles una visión de nuestra propia historia bastante diferente de la que se tiene al enfocarla desde fuera?

Todos tenemos una historia nacional que se sirve a sí misma, da igual si somos ingleses, americanos o españoles, la historia nacional es un “sírvase usted mismo” porque forma parte del mito nacional, tiene que justificar quiénes somos y lo que tenemos ahora. Es la razón por la que los historiadores españoles suelen estudiar América, o estudian Gran Bretaña, y tienen una nueva y muy importante perspectiva. Me gusta pensar que los historiadores americanos e ingleses estudian también España, y tienen también una perspectiva diferente, una visión alternativa. Pero creo que sí, los españoles tienen un perspectiva diferente de la historia, que quizá es un poco más favorable en ciertas áreas de lo que debiera ser, pero creo que es un denominador común de todos los países a lo largo de la historia. A todos nos gusta ver nuestra propia historia de un modo triunfalista, y nos gusta verlo como si fuese una fantasía teleológica, que nos cuenta quiénes somos nosotros.