Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 718

Historia de una conversión


Alessandra Borghese nació en Roma el 25 de septiembre de 1963, en el seno de la familia Borghese, cuyos blasones (el águila imperial y el dragón) se ven representados en numerosos edificios de Roma. Entre los bienes que han pertenecido a este linaje en distintos momentos de la historia se encuentran Villa Borghese, hoy convertida en un gran parque público de Roma, y la Basílica de San Pedro del Vaticano, por voluntad de Camillo Borghese (Pablo V).

Movida por el interés de llevar una vida independiente terminó la licenciatura de Administración de Empresas, con especialización en márketing y gestión, en el John Cabot College de Roma, en sólo dos años y medio. Se marchó a Nueva York y allí comenzó su carrera profesional. Corría el año 1983 y tenía poco más de veinte años. Trabajó en American Express y aprovechó todo el tiempo que tuvo libre para visitar las mejores galerías de arte, escuchar música de todo tipo, conocer gente y divertirse. Allí se enamoró de Constantine Niarchos, hijo de Stavros Niarchos, multimillonario armador griego, con quien se casó por lo civil. Apenas dos años más tarde, en 1989, se separó y regresó a Roma.

Con 26 años se convirtió en socia accionista de International Affairs, una empresa especializada en comunicación e imagen corporativa. Poco después, en 1990, fundó el Centro Cultural Alessandra Borghese, pionero en la organización de eventos culturales. Algunas de las actividades más relevantes que realizó fueron: “Tamara de Lempicka” (1994), “Cine: Cien años de la maravilla” (1994/95) o “Leni Riefenstahl” (1996). En algunas de ellas contó con la colaboración de Leonardo Mondadori, heredero de la editorial más importante de Italia, a quien ella define como “un gran amigo, un hombre de refinada cultura y un gran soñador”.

Fue en 1998 cuando comenzó su conversión. Hasta entonces, a pesar de la educación cristiana que había recibido de su familia y su colegio, consideraba que “la Iglesia era una institución rígida, polvorienta y anticuada”. En mayo de ese año realizó un viaje a Nueva York con el alcalde de Roma, Francesco Rutelli, para promocionar el Jubileo del año 2000. Ella era entonces consejera de Cultura y Turismo. Allí se reencontró con Gloria, la Princesa Thurn und Taxis de Alemania, a quien había conocido durante el tiempo que vivió en Nueva York. Ésta la invitó a pasar unos días en agosto en el castillo Tutzing y aceptó.

Durante su visita le llamó la atención cómo la familia de Gloria vivía la misa diaria. “No como una medalla que se cuelga durante un rato, sino más bien era un traje que uno viste habitualmente y que lleva con comodidad y soltura”, cuenta en su libro Con ojos nuevos. Poco después, tras compartir conversación durante una cena de gala con un sacerdote e iniciarse en la lectura del Evangelio, comenzó a eliminar los prejuicios que hasta entonces había tenido. “Avanzar en la vida espiritual resulta complicado mientras pienses que casi todo depende de ti y te empeñes en ir adelante a base de gran insistencia y terquedad”. 

Desde mayo de 2005 es Hospilière del Santuario de Lourdes, y desde julio de 2006 es miembro del consejo de administración de la Fundación Civitas Lateranensis, responsable de la Universidad Pontificia Lateranense. Fue vaticanista de Panorama y trabajó para el diario Il Tempo. Actualmente escribe para el suplemento de estilo de Il Corriere de la Sera. Es autora de una decena de libros, algunos de los cuales se han traducido al francés, alemán, español, portugués y japonés. Entre los más conocidos sobresalen: Noblesse, Con ojos nuevos, La sed de Dios, Tras las huellas de Joseph Ratzinger, Lourdes, mis días al servicio de María y Aplomb Vaticano.