Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

La huella religiosa


Una comunidad presente. La historia bíblica y la influencia cristiana impregnan cada rincón de Jericó. Incluso en la época islámica existen reminiscencias cristianas. “El mosaico del palacio de Hisham, encargado por los omeyas, contiene figuras, algo que en principio el islam prohíbe en el arte. Esto se debe a la influencia de los cristianos, que trabajaban junto con los musulmanes en la edificación”, afirma Luis Hazbun, párroco árabe cristiano católico de Belén y experto en arqueología. En Jericó también se suceden pasajes del Antiguo Testamento, importantes para los judíos, aunque las excavaciones recientes contradicen la historia bíblica de la llegada de Josué a la tierra prometida. “La destrucción de las murallas de Jericó no consistió en una ocupación física, sino litúrgica”, explica. “Los arqueólogos descubrieron que cuando Josué llegó con los israelitas a la tierra prometida, la ciudad de Jericó estaba destruida por causa de un terremoto, por lo que deducimos que las siete vueltas que los siete sacerdotes dieron al lugar antes de que las supuestas murallas cayesen, formaba parte de un antiguo rito judío”, afirma. De esta forma, “la arqueología nos ayuda a entender la Biblia”. 

A pesar de la prolongada presencia cristiana en Jericó, las iglesias de la ciudad corren el peligro de convertirse en un lugar histórico más. De aquella próspera comunidad cristiana existente en Jericó durante el siglo xix sólo quedan unos pocos miles; el resto huyó de la inestabilidad política y la ocupación. Según el alcalde de la ciudad, los cristianos representan el 10% de la población. Hazbun advierte que un peregrino cristiano “no puede dejar de visitar Jericó; primero, porque no puede perderse el testimonio de 10.000 años de humanidad; y segundo, porque los cristianos de Jericó son una minoría y se sienten reconfortados al ver que sus hermanos llegados de todas partes del mundo hablan y rezan con ellos”.