Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

China desde una obra de arte: "¡Vivir!"


En la novela ¡Vivir! (1992) de Yu Hua, el narrador recorre las aldeas en busca de historias y canciones populares de China. Un día se encuentra con un anciano, llamado Fugui, protagonista de una vida digna de ser contada. De familia adinerada y terrateniente, Fugui pierde todas sus posesiones jugando a los dados. Por primera vez se ve obligado a trabajar con sus manos. Durante la guerra civil se une al ejército del Kuomintang. Apresado por los comunistas de Mao, lo dejan libre sorprendentemente poco después. A su vuelta a casa, sufre la reforma agraria y la instauración de comunas populares. La nueva política del «Gran Salto Adelante» provoca el hambre en los pueblos. Fugui sobrevive a la Revolución Cultural Proletaria al ocultar su pasado de hombre rico, mientras que los miembros de su familia mueren uno tras otro.

Esta obra es mucho más que un relato situado en la China de Mao. Los dolores y alegrías de Fugui representan a la humanidad ante los acontecimientos de la segunda mitad del siglo xx: guerra y paz, carestía y revolución. 

Esta vida dura relatada con toques de humor, que parece una tragicomedia, dio lugar a una obra de arte en forma de película: ¡Vivir! (1994). Zhang Yimou, cineasta que se distingue por ofrecer un enfoque amable de la tradición y de la familia en China, y también por una crítica demoledora de las novedades traídas por el comunismo, obtuvo el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes de 1994. En una entrevista, el director explicaba su deseo de reflejar las vidas de la gente corriente, y así mostrar que vivir es encarar las dificultades y los malos tiempos con una esperanza constante.

A mi modo de ver, la película de Yimou atesora más belleza y delicadeza que el libro de Hua. En cualquier caso, en ambas obras destaca la figura del protagonista, Fugui, que, a pesar de las adversidades, se alza como una especie de héroe guiado por un impulso optimista ante los continuos cambios y amarguras.

Fugui sobrevive a la ruina, a la guerra, al hambre, a los cambios dictados por Mao. Tanto la obra de Hua como la de Yimou muestran el sufrimiento del pueblo chino, sin dramatismo ni culpa, a lo largo de medio siglo de la historia de China; ambas creaciones artísticas facilitan al lector o al espectador el conocimiento de la historia reciente del país de un modo distinto y quizá más profundo que los reportajes o los manuales.