Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 718

“Soy fundamentalmente kantiano”


Al dejar la dirección del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid en 2005, dijo que se dedicaría a estudiar y escribir. ¿Cuál ha sido el fruto de estos años de trabajo?

He hecho algunas exposiciones, centradas fundamentalmente en dos áreas históricas, los períodos de entreguerras. Me refiero al período que va de 1918 a 1939 aproximadamente, y el período de 1870 al fin de la Primera Guerra Mundial. Estoy revisando la imagen historiográfica relevante para ese período, que tiene como eje vertebrador la aparición del impresionismo y otros movimientos que se describen como postimpresionistas y forman la cadena Manet, Monet, Cézanne, cubismo, fauvismo. Creo que se ha constituido una visión demasiado pobre de esa cadena. La última exposición que he hecho, que acaba de inaugurarse en Ferrara, está dedicada a la última obra de Sorolla y sigue la misma línea: revisar el paso de un naturalismo, una de cuyas manifestaciones es un impresionismo primerizo, a ese formalismo que caracteriza los orígenes del siglo xx, la época de postguerra.

Se considera parte de una tradición en retirada de pensadores europeos que asocia cultura con humanismo y valores. ¿Quiénes son su relevo? ¿Qué los caracteriza?

No lo sé (sonríe). Uno trabaja en una línea porque es lo que a uno le va, pero además porque está plenamente convencido. Yo soy fundamentalmente kantiano en el sentido de que creo que el ámbito que me preocupa –que es el de la creación artística, de la historia, de la literatura– está marcado por la idea del propósito o finalidad, donde las explicaciones mecánicas no funcionan y distorsionan nuestra manera de entender la realidad y donde sustituir ese pensamiento mecánico por un pensamiento más teleológico, donde las metáforas relacionadas con lo orgánico y la vida son más determinantes. Creo que ese es el campo también que separa el ser del deber ser. Y creo que el deber ser es un ámbito propio de las humanidades, muy próximo a la moral, aunque no necesariamente vinculado a la norma, que es una de las manifestaciones del sentimiento de la moral. Y creo que la estética, el sentido estético, la experiencia de la belleza, está muy relacionada con el mundo de la moral en el sentido kantiano.