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Entre el cielo y el asfalto, una generación de creadores nacidos a partir de los años ochenta tatúa la piel de los barrios en cualquier rincón del planeta. Desembocaron en el arte urbano tras salir de la clandestinidad del grafiti y desde hace una década despiertan medianeras olvidadas con sus monumentales escenas. A través de un lenguaje artístico universal de gran belleza, cuentan historias capaces de tejer conexiones profundas con su entorno. Nuestro Tiempo invita a recorrer este bulevar imaginario y dejarse fascinar por algunos de los mejores murales del mundo. En camino hacia su quinta edición, los premios que otorga Street Art Cities, una comunidad digital que aúna a más de 660 artistas de un centenar de países, se consolidan como el mapa interactivo de mayor influencia para buscadores de tesoros callejeros. 

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© Air Masdeu Drones

Charanguista andino

Cristóbal Espinosa (Maipú, Chile, 1990) todavía se nubla al pensar en el tiempo perdido. Estudió Ingeniería Comercial [ADE] y trabajó en una consultora. En búsqueda de sentido, comenzó a colaborar con varias ONG; quería aportar valor a la comunidad. Mientras ayudaba a artistas callejeros lavando brochas en una jornada de muralismo, comprendió su impacto social e imaginó lo bacán que habría sido seguir este camino. Con 27 años, pausó la rutina y mochileó varios meses por Sudamérica. Para costear el alojamiento, pintó un primer mural en Guayaquil (Ecuador). Después llegaron otros en hostales de Perú y Colombia. A su regreso, ahorró un colchón de plata para empezar de cero. Con mucha disciplina —dedicaba ocho horas al día a bocetear—, aprendió de forma autodidacta sobre dibujo, color, composición. Retomó los lápices de grafito con los que de niño replicaba aves de las enciclopedias y personajes de Dragon Ball Z.

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Roberto Pulzoni (Street Art Cities, Best of 2024)

Desde que en 2018 se estrenó pintando en la calle, visibiliza causas sociales y ambientales ligadas con referencias literarias (su seudónimo alude a Pessoa). Una obra que habla de la Fugacidad —de los afectos y la lluvia— le abrió las puertas del Perla Mural Fest, donde representó el mestizaje cultural.

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Quién: Cristóbal Persona.

Cuándo: 30 de agosto de 2024,
con motivo del Perla Mural Fest.

Dónde: Fene (Galicia, España). 

Cuánto: 17 x 10 m. Nueve días con jornadas de hasta doce horas.

Premio: Primer puesto en la categoría mejor mural del mundo de 2024.

Crepúsculo

En la biblioteca de la casa donde creció Martín Ron (Caseros, Argentina, 1981), había, al alcance de las manos de un niño de cuatro años, unos libros grandes y pesados. A escondidas, pasaba horas y horas contemplando, tratando de descifrar, aquella colección sobre Los genios de la pintura. Ese encuentro precoz con Miguel Ángel, Rafael, Tiziano, Caravaggio, Velázquez, Rembrandt, Degas... encendió en él la inquietud por aprender a pintar. Entre los siete y los quince años, cada sábado caminaba dos cuadras para recibir clases en el taller de la profesora Betty. Y a los dieciséis llegó su primer contrato: decorar con murales el jardín de infantes de su colegio. Al terminar secundaria, censuró el sueño de estudiar Bellas Artes y se decantó por carreras con más futuro. Sin embargo, sus tentativas  —Ciencias Económicas, Diseño Industrial y Gestión de Arte y Cultura— acabaron en falso.

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Tiny Tim (Street Art Cities, Best of 2024)

La pintura siempre le acompañó, aunque tardó en verla como un oficio. Cuando tenía 30 años, la Municipalidad de Tres de Febrero (Gran Buenos Aires) le convocó para dirigir un programa de arte urbano, y la experiencia legitimó su despegue profesional. Su nombre —nunca firma con seudónimo— se inscribe hoy entre los mejores muralistas contemporáneos, y sus obras no han dejado de aparecer en las selecciones de Street Art Cities desde la primera edición, en 2021.

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Quién: Martín Ron.

Cuándo: 23 de septiembre de 2024.

Dónde: San Nicolás de Los Arroyos (Buenos Aires, Argentina).

Cuánto: 30 x 16 m. Tres semanas de trabajo con ayuda de dos asistentes.

Premio: Tercer puesto en la categoría mejor mural del mundo de 2024.

Una violonchelista de Fene

Durante las vacaciones del 95, un chaval de Alcorcón grafiteó, de un solo trazo, el nombre de Hugo Lomas (Madrid, 1980). Él siempre había disfrutado dibujando, pero ese verano salió de los márgenes de sus cuadernos y se lanzó, voraz, a las calles. Rubricó hasta la Torre Eiffel con un rotulador. En el instituto, el conserje le cazó estrenando firma: Devil. Antonio Lancho, uno de sus profesores, convenció al director de que no le expulsara tres días e ideó otro castigo: le prestó un libro sobre los orígenes del grafiti en Estados Unidos en los años setenta, y le pidió que diseñara a conciencia un boceto para repintar la pared. Devoró aquellas páginas donde conoció la obra de Dondi (Nueva York, 1961-1998), Lee Quiñones (Ponce, Puerto Rico, 1960) o Zephyr (Nueva York, 1960), que inspiró su bautismo artístico como Sfhir. En una de las fotografías leyó una inscripción en un tren que ha bombeado su pulso creativo desde entonces: «Solo sé que no puedo parar».  

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Tiny Tim (Street Art Cities,  Best of 2023)

Estudió Informática y ganó una pasta con la programación. Pero era infeliz. A los veintipico colgó la corbata para acompasar trabajo y pasión. En junio de 2023, cumplió su último gran sueño: 95 Art Gallery, un antiguo almacén de Carabanchel transfigurado en taller y templo de arte urbano. Grafitis, murales, esculturas... Es un explorador insaciable que juega con fuego, luz y anamorfosis. En la medianera de Fene, se valió de una hidrolimpiadora para enriquecer el fondo con veladuras. Y ha logrado un efecto visual único cuando los ventanales que componen los trastes del violonchelo se iluminan al paso de los vecinos.

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Quién: Sfhir.

Cuándo: 20 de agosto de 2023, con motivo del Perla Mural Fest.

Dónde: Fene (Galicia, España).

Cuánto: 700 metros cuadrados. Seis días de trabajo con ayuda puntual de dos asistentes. 

Premio: Primer puesto en la categoría mejor mural del
mundo de 2023.

Dels primers a arribar fins avui

Quién: Slim Safont.

Cuándo: 4 de diciembre de 2024, en el marco de la iniciativa autonómica MurMurs.

Dónde: Vilanova i la Geltrú (Cataluña, España). 

Cuánto: 14 x 6 m. Dos semanas de trabajo. Contó con la ayuda de un asistente tres días.

Premio: Segundo en la categoría expert spotlight de 2024.

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Nil tiene miedo a las alturas, pero, cuando asciende hasta los cincuenta metros, este no es el único fantasma que le visita. Durante varias semanas, de sol a sol, una plataforma de entre 4,5 y 16 metros cuadrados se convierte en su refugio. Y un muro es su mundo. Antes de que amanezca afronta, con responsabilidad y angustia, el momento de las grandes decisiones: qué cimas conquistará esa jornada, qué utillaje podrá cargar, cuándo regresará al campamento base. En una aventura propia de un coloso, sabe que las consecuencias de cualquier error pueden multiplicarse por diez. 

«Trabajar a gran escala supone una lucha, sobre todo, contigo mismo. Con tus miedos, tu estado de ánimo, tus dudas, tu exigencia, tu autoconfianza… He conocido cosas de mí que nunca había visto», confiesa Nil Safont (Barcelona, 1995) a Rebobinart, una entidad especializada en el desarrollo del arte urbano. Estos proyectos exigen fortaleza, tanto física como psicológica. Con el tiempo, ha aprendido a confiar en las máquinas elevadoras y a focalizarse en las manchas de color para ahuyentar a las sombras. 

Fotografía: Nil Safont (Street Art Cities, Best of 2024)
Detalle de la oreja de Ainhoa en Dels primers a arribar fins avui.

Lo que sí puede frenar su tarea son las adversidades, como una tormenta inoportuna o ráfagas de viento que hagan zozobrar la plataforma. En el plano técnico, el traspaso de la escena de un soporte tradicional a la fachada de un edificio plantea el desafío más complejo. Pero él libra esta batalla contra las proporciones siguiendo de manera rigurosa cada paso de su método, vertebrado por una cuadrícula. Mientras los vecinos apuntan con la nariz al cielo para no perderse sus avances, la mirada del artista salta en bucle de varias fotografías que sujeta con la mano izquierda a la brocha de punta redonda que baila con la derecha. 

Entre cubos de agua, rodillos, cubetas para mezclas y botes de pintura, sus movimientos fluyen con la precisión de un coreógrafo: ayudado de una pértiga, se elonga sobre la superficie buscando mejorar la expresividad de un gesto, y se agacha después para escurrir un pincel. Pinta con todo el cuerpo. Al terminar la jornada, su sudadera, antes gris cemento, recuerda a la paleta de colores de Sorolla.

Al igual que Cristóbal Espinosa, Martín Ron y Hugo Lomas —la crew que Nuestro Tiempo reúne en este fotorreportaje gracias a Street Art Cities—, Nil Safont aprendió en las calles. Con doce años empezó a escribir firmas o tags. La música del rapero estadounidense Eminem, también conocido como Slim Shady, le acompañaba en sus noches de grafiti. Tan reflejado se veía en sus letras que decidió homenajearle desde el alias: Slim Safont

Fotografía: Nil Safont (Street Art Cities, Best of 2024)
Otro detalle del gran mural de Vilanova i la Geltrú.

Su paso por la Facultad de Bellas Artes le descubrió un abanico de lenguajes artísticos y se orientó hacia el realismo social. En De los primeros en llegar hasta hoy, retrata a Ainhoa, que vive en el barrio de Sant Joan de Vilanova i la Geltrú. La joven sostiene una fotografía capturada en los cincuenta, cuando las primeras familias llegaron a los blocs anhelando un futuro mejor. Con sus recuerdos de infancia, los vecinos ayudaron a gestar el diseño, que celebra la resiliencia, la diversidad, la acogida. Como reconocen en un documental, Nil ha inmortalizado el espíritu comunitario en un solo gesto que conecta el pasado con el presente. 

A través de sus obras, aquellos que fueron enemigos públicos dan muestra del poder del arte para impulsar el cambio social. Sus trazos no solo embellecen el paisaje urbano, sino que abrazan la memoria, apuntalan la identidad, zarandean la conciencia y avivan el diálogo en torno a las preocupaciones de nuestro tiempo. Desde hace más de una década, el muralismo a escala de gigante ha arraigado en la escena contemporánea como un testimonio vivaz de nuestra humanidad compartida que, en palabras de la galerista Yasha Young, «trasciende las fronteras de la cultura para llegar al alma de las personas de todo el mundo». 

Nuestro Tiempo es la revista cultural y de cuestiones actuales de la Universidad de Navarra, una universidad que lleva a cabo su actividad docente, investigadora y asistencial sin ánimo de lucro.

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