Es sabido que 2024 es un año de elecciones para la mitad de la población mundial. Alrededor de 70 países celebrarán comicios, entre ellos Estados Unidos, Rusia, un tercio de Estados africanos, y 6 en Latinoamérica. Sin embargo, también vale la pena poner el foco sobre otro tipo de votaciones que ofrecen una ventana única para comprender las tendencias de las masas electorales, particularmente entre los jóvenes influenciados por el auge del uso de redes sociales como TikTok. En España, destaca el concurso musical Operación Triunfo (OT).
Tras su última etapa en Televisión Española (TVE) en 2020, el programa regresó tres años después con novedad: es el primer proyecto que emite en directo la plataforma Prime Video de Amazon. Cada lunes los concursantes defendían sobre el escenario las canciones que habían preparado durante la semana. Después, el jurado proponía a cuatro para abandonar la Academia. Finalmente quedaban nominados dos —a uno lo salvaban los profesores, a otro sus compañeros— y el público elegía al expulsado a través de la aplicación del programa.
Las abrumadoras cifras de participación del electorado dan cuenta de la relevancia del certamen: OT 2023 acumuló hasta su décima gala (de doce) 53 millones de votos, de los cuales 2,3 millones procedían de Latinoamérica, y el resto fundamentalmente de jóvenes españoles. Además, esta última edición ha doblado su impacto digital, lo que se debe en gran medida al elevado consumo de contenido en redes sociales: hasta la gala diez se registraron 718,9 millones de visualizaciones de vídeo entre YouTube y TikTok, frente a los 336,1 millones de 2020. La difusión de posts de los concursantes —candidatos— ha multiplicado también las votaciones: hasta la décima gala, la OT de Prime Video superaba al de TVE en 32,4 millones de votos.
Esta tendencia cultural va más allá del mundo televisivo y ha calado en la escena política. Entre los líderes que se han beneficiado de la visibilidad y el algoritmo personalizado de TikTok, encontramos a Isabel Díaz Ayuso y su famosa canción Ganas o Joe Biden con su reciente decisión de unirse a la red social para «seguir encontrándose con los votantes donde están».
Por su parte, los partidos españoles Vox y Sumar aprovecharon la plataforma durante las elecciones del 23J para conectar con la audiencia joven, cada vez más propensa a liderar la polarización, como también han retratado los niveles de hate en la última edición de OT. Los profesores del certamen se pronunciaron ante la gran cantidad de críticas malintencionadas hacia los concursantes principalmente por TikTok, cuyo algoritmo facilita la estrategia del odio al candidato contrario, tanto en las expulsiones de la Academia como en las urnas.
El caso de Operación Triunfo en TikTok resulta tan interesante porque combina entretenimiento, el fin original de esta red, con la nueva tendencia de usarla como herramienta política. La elección del expulsado semanal en OT es la cara inocente de la estrategia de comunicación individualizada que marcará este año electoral. La nominación de los triunfitos Chiara y Lucas lo ilustra a la perfección.
Esa semana se recibieron un total de 8,6 millones de votos, y los algoritmos segmentaron a los jóvenes de forma que los partidarios de ambos nominados estaban convencidos de que su candidato se quedaría en la Academia. Las especulaciones variaban según el contenido recomendado por defecto al usuario de TikTok con base en sus gustos, lo que retroalimentaba su decisión electoral muteando las publicaciones que favorecían al contrincante. ¿Suena familiar? Finalmente, Lucas continuó en el concurso con el 67 por ciento de los votos.
Operación Triunfo 2023 llegó a su fin el 19 de febrero, pero nos deja con un impresionante caso de estudio en torno al impacto de los algoritmos extremadamente personalizados de TikTok en la democracia. Gracias al aumento significativo en la interacción digital de los jóvenes votantes, esta edición OT se erige como un microcosmos de la dinámica política contemporánea. Así, la encrucijada entre entretenimiento, participación ciudadana y polarización, que se hará visible en la mega ronda electoral de 2024, nos deja con un panorama complejo para la legitimidad democrática en el siglo XXI.