Llevábamos muchos meses trabajando en esto, y tengo los ojos que me hacen chiribitas de poder, al fin, contarlo con detalle: Nuestro Tiempo estrena hoy su nueva web. Nos gusta pensar la revista como un lugar que propicia diálogos. Nos interesa participar en las grandes conversaciones que configuran la actualidad —ese «latido de la vida contemporánea»—, desde el periodismo lento, que aporta contexto. Nos encanta que los lectores, ante un acontecimiento, piensen: «Voy a ver qué dice Nuestro Tiempo». Como quien afirma: «Voy a llamar a este amigo, que seguro que puede explicarme».
Esas conversaciones surgen en la redacción a partir de una noticia, de una propuesta de un colaborador, de un párrafo leído en un libro, de la última película que hemos visto, de un suceso cotidiano de los que hacen parar y pensar. También de nuestras reuniones con los alumnos del Programa de Edición de Revistas Culturales. Como el lector imaginará, dejamos muchos temas fuera, y en ocasiones el motivo era no tener el lugar adecuado para albergar esa conversación. Por eso, para ser lo que somos, la web con la que contábamos nos quedaba como los zapatos del cole a la vuelta del verano: apretados, incómodos.
La primera web de NT se publicó en los albores de este siglo: corría 2001. Hicimos una versión más moderna en 2009, cuando la presencia de una revista en internet se concebía como un archivo digital de los artículos del papel, cuyo diseño actualizamos en 2019, aunque se mantuvo la misma estructura. Unos meses después, con la newsletter, comenzamos a desatarnos de la temporalidad de la publicación (cuatrimestral, ahora), para atar nuevos lazos de una relación más frecuente, de amigos cercanos. Queríamos ser ese amigo al que siempre se le puede llamar. Queremos seguirle el ritmo a la vida, no como quien compite en una carrera, sino para estar más cerca de los lectores. Para estar donde estáis vosotros.
En todo el proceso os hemos tenido frente a los ojos, pensando en cómo serviros mejor, en cómo tejer unos vínculos significativos. Por eso, una de las ideas que han alimentado la nueva web es su estructura por temas de conversación. En lugar de encontrar una arquitectura basada en los artículos del último número, verás ahora un despliegue de categorías que van de lo más general —Literatura, Geopolítica, Ciencia y Tecnología…— a lo más concreto —Guerra en Gaza, Vínculos, Debate público…—.
En cualquier mudanza es emocionante comprobar cómo las habitaciones configuran las rutinas y los modos de hacer, y constatar, con alivio, que hay un sitio para cada cosa y que cada cosa tiene su sitio. Nuestro Tiempo, como todo ecosistema, es una realidad viva y, por lo tanto, en crecimiento. La revista crecía, pero el tejido de la web no tenía la flexibilidad necesaria para acompañarla en esa expansión… estaba claro que necesitábamos una casa más grande y con espacios más versátiles. El equipo de Prodigioso Volcán asumió este reto. La nueva estructura facilitará un aumento en la frecuencia de publicación que nos permitirá una respuesta más ágil a la actualidad. Y, entre otras novedades, ahora, además de Literatura y Cine, se asientan en su propio lugar Música, Escena, Series y Arte. También hemos añadido unas breves biografías de nuestros columnistas y de los miembros de la redacción.
EL TEXTO EN EL CENTRO
Nuestro Tiempo es una revista para leer. Parece una perogrullada, pero no lo es tanto. No somos fast food: ni un medio para ojear, ni para ver vídeos cortos, ni para enterarse de la última hora en un scroll rápido. Adentrarse en una pieza de NT es llegar a un lugar donde instalarse con calma. Por eso era importante que el nuevo diseño respetara la idea fundacional de que el texto está en el centro del valor de la revista. Con tipografías claras y con personalidad —Zodiak y Cabinet Grotesk, a las que se suma la inconfundible Archer que usamos también en papel—, un cuerpo de letra generoso, un aviso sobre el tiempo de lectura de cada artículo y un diseño 100 % responsivo, lo que pretendemos es decir con la forma igual que con el fondo que aquí uno puede sentarse a leer a gusto, todo el tiempo que necesite. Por eso empleamos también una paleta de colores muy sobria. Hemos buscado que la experiencia web no sea solo atractiva, sino también cómoda.
El papel de lo visual no se queda atrás. En los últimos años hemos ganado varios premios de diseño y de ilustración, y queríamos que la nueva web estuviera a la altura del trabajo que Errea Comunicación confecciona con tanto mimo en el papel, donde la relevancia del diseño sirve al contenido. Nos emociona de manera especial la puesta en web de los fotorreportajes («La primavera que no llegó a florecer» y «Los hijos bastardos de la paz», por ejemplo). ¡No podemos dejar de mirarlos! Cuando la historia es la foto, la imagen ocupa toda la pantalla y se desplaza ahora en una elegante galería horizontal. Hemos procurado que sean una experiencia inmersiva. En estas piezas, en vez de «tiempo de visualización», me dan ganas de hablar de «tiempo de contemplación».
Otra sección que gana peso son las reseñas, tanto de libros como de películas o series, como nos veníais pidiendo los lectores desde hace cuatro años en las encuestas de satisfacción. Se acabó lo de no encontrar un título concreto porque no es una novedad del cuatrimestre. En cuanto completemos la migración del contenido a la nueva plataforma se podrá navegar, casi sin fin, por todas las críticas publicadas desde 2009. En general, todo el material de archivo será mucho más accesible —siempre hemos pensado que una buena hemeroteca es una herramienta fundamental para iluminar el presente— y pronto implementaremos una búsqueda por filtros que ahorrará mucho tiempo al lector.
LA MISMA MISIÓN CON MEDIOS NUEVOS
La newsletter también estrena nuevo traje: seguimos ofreciendo uno o dos temas principales para iniciar la conversación, las recomendaciones culturales y un artículo de la hemeroteca, pero todo esto acomodado para que la experiencia de lectura sea más disfrutable.
Este rediseño en lo digital, sin embargo, no es cosmético: va de la mano con el ejercicio constante de repensarnos. En siete décadas cambian muchas cosas, pero lo esencial no varía. Nuestra forma de entender el periodismo sigue siendo la misma. Quizá hoy es incluso más necesaria que entonces: un periodismo lento, universitario —y por eso universal, sin partidismos— que ayude a comprender las complejidades del mundo sin simplificarlas.
Como responsable de la edición digital de NT, tal vez no soy muy objetiva en mis apreciaciones, pero creo que la nueva web es un maravilloso regalo de aniversario, porque nos permite seguir cumpliendo la misión con la que nació NT: traeros a los lectores los hechos, las ideas y las personas que definen nuestro tiempo.