abril - junio 2013
Texto Isabel Teixeira da MotaFotografía Manuel Castells [Com 87] e ICS
En 2010 nace en la Universidad de Navarra el Instituto Cultura y Sociedad (ICS). Su finalidad: analizar los retos culturales y sociales con el fin de comprenderlos mejor, y contribuir a su solución mediante la innovación teórica y el desarrollo de propuestas viables. Su método: una práctica científica interdisciplinar que supere la fragmentación de los saberes, con vistas a interpretar mejor el momento presente y ensanchar las fronteras del conocimiento. Sus recursos: 60 investigadores de 17 países, además de 175 colaboradores, que trabajan en proyectos de impacto en cuatro áreas: Arte contemporáneo, Familia, educación y sociedad, Globalización, derechos humanos e interculturalismo, y Pobreza y desarrollo.
Un reto a la altura del espíritu universitario y un proyecto en el que están puestas “muchas de las esperanzas del campus”, según afirmó el rector Alfonso Sánchez-Tabernero en el II encuentro anual del Instituto.
Área 1: Pobreza y desarrollo
Un equipo interdisciplinar de economistas, politólogos, sociólogos y expertos de varias disciplinas trabaja en el ámbito del Centro de Desarrollo Internacional (NCID) de la Universidad para aportar soluciones a la pobreza endémica que sufren algunos países. ¿Por qué, pese a la cantidad de ayudas externas, algunas regiones del llamado Tercer mundo parecen condenadas al subdesarrollo? Tratando de hallar una respuesta, los investigadores estudian caso por caso los países o regiones donde políticas concretas han ayudado a su población a combatir la pobreza, para comprobar después si esas medidas pueden volver a implementarse en otros lugares, adaptadas a sus propias circunstancias. A través de la investigación aplicada, el objetivo de estos grupos de investigación consiste en generar ideas que resuelvan problemas sociales crónicos asociados a la pobreza, de modo que se puedan recomendar nuevas políticas prácticas a los Gobiernos y a las instituciones nacionales y transnacionales que tienen la capacidad de ejecutarlas. En este sentido, la transferencia de tecnología, la migración y el desarrollo institucional constituyen tres elementos interrelacionados que resultan clave en la lucha contra la pobreza extrema.