
Jorge Freire
Libros del Asteroide, 2024
224 páginas, 18,95 euros
Un inglés ─P. G. Wodehouse─, dos españoles ─José Bergamín y Vicente Blasco Ibáñez─ y una americana ─Edith Wharton─. Cuatro escritores que compartieron en su tiempo (a caballo entre el siglo XIX y el XX) una misma herida del alma: la extrañeza. Jorge Freire la describe como una alienación consciente y dolorosa. Una soledad no deseada. Sus detonantes son diversos: el rechazo de un pueblo, la persecución política, el precio del poder o el desmoronamiento de las normas sociales y del mundo conocido. El filósofo madrileño vio algo en los lamentos de este peculiar cuarteto, un dolor compartido.
Desde el primer capítulo, con el tragicómico Wodehouse, Freire deja claros el tono y el estilo que van a llevar las historias: metáforas y comparaciones pensadas, personificaciones, licencias poéticas ─«nulla ethica sine aesthetica», dice en los agradecimientos─ la presencia de un destino shakesperiano, ineludible… Todo el artesonado se levanta para darles a las cuatro biografías una revisión novelesca y entretenida.
«No hay animal más inoportuno que el pájaro», escribe Freire interpelando a Bergamín, poeta madrileño, republicano y católico. Con su figura da comienzo el tándem español. Páginas en las que la escritura se enfrenta a la guerra, la patria y a uno mismo. Con Blasco Ibáñez ─el mejor pasaje─, las licencias de Freire se crecen y alcanzan su punto más poético. Las ansias de reconocimiento, el orgullo, rencillas personales y muchos delirios de grandeza quedan recogidos y guiados por una estructura circular de película.
La configuración del libro es firme y ágil: diez capítulos breves para cada personaje. Con Edith Wharton funciona igual de bien. La primera mujer en ganar un Pulitzer está en su lecho de muerte, a unos minutos de expirar, y el reloj de su cuarto, que retrocede las manillas impasible, hace las veces de fantasma de las Navidades pasadas. El libro puede plantear alguna duda machacona, eso sí: ¿por qué ellos cuatro? ¿Acaso fueron los escritores más incomprendidos, los más extrañados? No se puede medir la extrañeza, pero las cuatro vidas ejemplifican a la perfección ese tango infinito que se marcan la vida y la literatura.