Tripulación perdida

Los Goonies de las galaxias

13 de diciembre de 2024 3 minutos


Año de emisión: 2024
Cadena original: Disney Plus (ocho episodios de 30 minutos)
Emisión en España: Disney Plus
Creadores: Jon Watts y Christopher Ford

La mítica película de los ochenta se ha manoseado como referente para esta nueva aventura espacial ambientada en el universo galáctico. La jugada es doble: apelar directamente al público infantil, por un lado, pero también acariciar la nostalgia de sus padres. Así, La tripulación perdida se convierte en la propuesta más explícitamente familiar de la franquicia que Star Wars está desplegando en Disney. 

El problema es que la marca anda dañada, hasta el punto de que cada vez más voces –críticas y empresariales– cuestionan la continuidad de los relatos derivados del épico universo creado por George Lucas. Puede que la vaca no dé más leche, ya sea por errores creativos o por excesos ideológicos woke. The Mandalorian tuvo dos temporadas estupendas, pero se despeñó en la tercera; Obi-Wan Kenobi ensució retrospectivamente la grandeza de un personaje; El libro de Boba Fett y Ahsoka no obtuvieron la resonancia esperada; y The Acolyte fue el último ruidoso fracaso. Tan solo Andor, −la más noir, la más alejada de la fórmula− ha contado con el respaldo entusiasta de los fans.

¿Se puede unir La tripulación perdida a las miniseries que van a salvar los muebles del imperio galáctico? Tras ver los tres primeros episodios, al menos se puede albergar la esperanza de que asoman brotes verdes. La premisa es tópica: cuatro niños de lo más diverso (hay hasta uno con trompa de elefante azul) se ven envueltos en una improbable aventura repleta de peligros y luchas contra piratas antropomórficos y rufianes interestelares. La novedad es que estos zagales provienen de un lugar inédito hasta ahora, una suerte de joya escondida: At Attin. Es un planeta frondoso y con un estilo de vida futurista –los profes del cole son robots, las legendarias speeder bikes merodean por los barrios residenciales– que contrasta con los paisajes desérticos habituales y las cantinas de mala muerte.

La serie gasta demasiado tiempo en exhibir esa aparentemente idílica vida comunitaria y abusa de las casualidades para que los pequeños protagonistas emprendan el viaje del héroe. Ahí sobra escuadra y cartabón y falta vida, frescura, sorpresa. Por eso, en realidad La tripulación perdida no adquiere su sabor hasta el tercer episodio. Ahí, la irrupción del misterioso personaje interpretado por Jude Law insufla el necesario gracejo y vacile que una serie de aventura desacomplejada como esta necesita. El actor británico se convierte en el padre adoptivo de esta extravagante tripulación, que no termina de aclararse si debe confiar en alguien que oscila entre ser un Jedi venido a menos, un aprovechategui del hiperespacio o una sabandija que les acabará vendiendo por un puñado de monedas.

Como las alternativas son mucho peores, el aventurero Wim, la resuelta Fern, la tecnológica KB, el adorable Neel y ese androide andrajoso y leal que es SM-33 se agrupan bajo el nuevo liderazgo para poder regresar a casa sin que búhos sabiondos, camareros de seis ojos o mercenarios con pinta de hombres-lobo se los carguen. Parece un sabroso y pinturero punto de partida para entretenerse. 

El listón del matrimonio entre Disney y Star Wars ha caído tanto que uno desea que el vuelo emprendido en este tercer episodio sea la tónica del resto de episodios de La tripulación perdida. Quizá porque ese niño que todos llevamos dentro desea volver a saborear la infancia recuperada. 


Otras reseñas

¿Quieres escribir en nt?

Siempre estamos buscando buenos colaboradores para la revista. Si tienes una buena historia, queremos escucharte.

Newsletter