Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Luis Martínez-Betanzos [Der 94]: "Mejorar un país como Nepal requiere muchos años de paciencia y constancia"

Texto Chus Cantalapiedra [Com 02]Fotografía Cedidas

Luis Martínez-Betanzos se encontraba en Nueva York en 2008 cuando la ONU le propuso viajar a Nepal. Ahora trabaja allí para la Comisión Electoral.


Desde que se fue en 1996 a Bosnia con la Organización de Seguridad y Cooperación Europea dentro del Departamento de Elecciones, Luis Martínez-Betanzos no ha parado de moverse por el mundo. Después de cinco años en los Balcanes y el Cáucaso, este abogado catalán ha trabajado en Zambia, Bolivia, Timor, Camboya, Bhutan, Nigeria, Bangladesh, Afganistán, Irán, Pakistán y Siria. Asegura que Asia es un continente que le interesa de forma especial por su variedad, de manera que cuando las Naciones Unidas le propusieron viajar a Nepal no pudo resistirse. Desde enero de 2009 es el jefe de Proyecto de Asistencia Técnica para la Comisión Electoral de Nepal.

¿En qué consiste su trabajo?
Junto con un equipo de expertos, asesoramos en temas técnicos y asistimos financieramente a la Comisión Electoral. Nepal está escribiendo una nueva Constitución, lo que conlleva adaptar gran parte de la legislación en temas de gobierno y electorales.

¿Como cuáles?
Algunos asuntos que trabajamos son reformas legales, creación del nuevo registro de votantes, nuevas tecnologías y también estamos desarrollando un Centro de Información y Educación de temas democráticos.

¿Le costó pasar de Nueva York a Nepal?
En Nueva York estuve trabajando año y medio, me pareció y me sigue pareciendo una de las ciudades más interesantes que he visitado, pero el cambio no me resultó difícil. Después de los acuerdos de paz de Bosnia en el 96, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España me ofreció ir a Bosnia con la Organización de Cooperación y Seguridad Europea (OSCE). A pesar de estar muy contento allí, la oportunidad de trabajar en un proceso histórico como la implementación de los acuerdos de paz era demasiado tentadora. Así que me lancé a la aventura.

Además, viajó con su familia…
Conocí a Ingrid, mi esposa, en Kosovo en el 2000, después de los bombardeos de la coalición internacional sobre Serbia. Desde entonces estamos juntos. Nos casamos en 2006, tenemos dos niñas: Carlota, de 3, y Lucia, de un año. ¿Qué puedo decir de ellas, aparte de que son mis dos soletes? Esta es la primera misión que hacemos como familia. Ingrid y yo estamos acostumbrados a este tipo de vida, de un país a otro, cada cual más exótico y complejo. La niñas se adaptaron bien, se les ve muy felices. Nepal tiene un ambiente muy colorista con buen clima, así que están todo el día disfrutando del jardín y de sus amigas.

¿Es difícil la vida en familia allí?
Nepal es un buen país para vivir con niños pequeños. La gente es muy amigable y les encantan los niños. En estos países, si tienes dinero, puedes acceder a todas las comodidades a las que estamos acostumbrados en Occidente. Además, al ser la mano de obra muy barata, es normal tener ayuda en casa, como cocinera, jardinero, niñera, etcétera. Disponemos de una calidad de vida que no refleja la realidad de la calle, y eso lo tenemos siempre muy presente.

¿Y cómo es la realidad de la calle?, ¿cómo es el día a día en Nepal?
El día a día no creo que sea muy diferente en relación con la vida de cualquier otra persona que trabaja en una oficina en cualquier parte del mundo. Yo trabajo para Naciones Unidas en Nepal. Suena muy exótico, pero mi rutina es ir de lunes a viernes a la oficina. Entro a las 9 y regreso a casa sobre las 6. Otro asunto es el de disfrutar de la oportunidad de descubrir un país nuevo, sus gentes, cultura, mientras estás haciendo tu trabajo diario. Los temas en los que trabajo, como la implementación de aspectos relacionados con los acuerdos de paz del 2007, son indudablemente muy atractivos, y esa es la razón por la que estoy en este tipo de trabajo internacional.

¿Por qué cosas se ha caracterizado la historia de Nepal?
Nepal es un país bastante peculiar. La primera característica sería la diversidad de sus gentes. En este país conviven unas 106 lenguas, 101 grupos étnicos y un sistema de castas que viene del hinduismo, que fue abolido legalmente pero que sigue vigente en muchas zonas rurales. Otra característica importante es que no fueron colonizados por potencias europeas, son muy celosos de su independencia. Además, es importante resaltar la convivencia en armonía de las dos religiones mayoritarias de esta región: hinduismo y budismo. Existe una cierta fusión de religiones. Esto es muy característico de Nepal.

¿Cuáles son las principales carencias de Nepal?
Muchas. Es un país muy desestructurado por razones históricas y por la guerra civil. Mandan sobre todo la fuerza bruta y el dinero, no la ley, lo que lo convierte a Nepal en un país de difícil gobernabilidad y administración. La corrupción es rampante, y por eso crea enormes trabas para que la economía crezca de una forma sostenible. El funcionariado no está ni preparado ni motivado, y así se limitan las posibilidades de hacer reformas profundas.
Además, la situación de Nepal a veces es complicada por la falta de infraestructuras…
Las infraestructuras son muy limitadas. Los mayores problemas son el de la electricidad y la canalización del agua. La mayoría de la electricidad viene de las presas, pero no es suficiente, lo que provoca cortes en el suministro eléctrico de hasta 16 horas durante los meses del invierno. Este es el país del Himalaya, con nieves perpetuas y donde nacen todos los grandes ríos de la India, como el Ganges. Sin embargo, la mayoría de la población no tiene agua potable en sus hogares. La falta de planificación y financiación son los aspectos que intentan solucionar donantes e instituciones internacionales como las Naciones Unidas.

¿Cómo se reestructura un país que en los últimos cien años se ha caracterizado por las revueltas políticas y la falta de bienes básicos como el agua corriente?
Lo primero que se necesita es paz y estabilidad. Sin ellas no es posible desarrollar las políticas necesarias para tener agua corriente u otros servicios básicos. Si tienes cientos de miles de personas echadas al monte boicoteando toda acción de gobierno, es imposible construir nada. Crear mecanismos de gobierno aceptables en sociedades complejas como la nepalí es el gran reto. Cambiar a mejor un país con las carencias de Nepal requiere muchos años de paciencia y constancia. Muchos sectores básicos, como la educación, buen gobierno, infraestructuras, nueva legislación, economía y otros necesitan mucha ayuda financiera y asistencia técnica por parte de países amigos y organismos internacionales.

Teniendo en cuenta su situación geográfica, ¿se ha contagiado Nepal de las revoluciones y los errores de los países próximos?
Nepal está entre dos inmensos países: China e India. Es algo que indudablemente marca carácter. Los problemas de la guerrilla maoísta en Nepal son comunes con varios estados del norte de la India. Los argumentos aducidos por estas guerrillas para la lucha armada son parecidos: primordialmente aspiran a la inclusión de los excluidos. Las sociedades hindúes donde el sistema de castas, aunque no vigente de una forma legal, sí lo está socialmente en las zonas rurales. Las desigualdades socio-económicas y la falta de oportunidades han sido un caldo de cultivo fácil para la inestabilidad de la región. Sin embargo, al estar entre dos gigantes emergentes como China y la India, Nepal adquiere también una posición estratégica y dispone de toda una fuente de posibilidades.

¿Hacia dónde tiende el país?
Espero que hacia arriba. Lo han pasado muy mal durante los últimos veinte años con la guerra civil entre los maoístas y el ejército. Están en la buena dirección. Tuvieron elecciones en 2008 y están trabajando duro para sacar adelante una Constitución que recoja al máximo posible las aspiraciones de todos. El poder sentar en una mesa a las facciones confrontadas durante los quince años de guerra es una buena señal. La gente está cansada de confrontación y ahora quiere vivir en paz.

¿Cómo describiría el carácter de los nepalíes?
Buena gente: son personas sencillas, tranquilas y, en general, no suelen ser muy realistas.
La familia real de Nepal protagonizó hace nueve años una historia tormentosa con crímenes y enfrentamientos, ¿cómo ve a la monarquía el pueblo nepalí?
La república se proclamó en 2008, después de las elecciones. Partidos monárquicos hay varios, pero representan sólo el 7% de los votantes. La gente se cansó de la monarquía, hoy quieren probar algo nuevo como la República Federal.

La mayoría de las noticias sobre Nepal llegan a España de la mano de los montañeros. ¿Cómo se les ve a los alpinistas occidentales en el país de los ochomiles?

Un poco locos, pero una buena fuente de ingresos. Los nepalíes están muy orgullosos del Himalaya. Tradicionalmente vivían de espaldas a él, pero son muy conscientes de que gracias al Everest y a otros ochomiles el mundo es capaz de ubicar Nepal.

¿Y cómo ven los nepalíes a los españoles?
No es que haya muchos españoles por aquí, así que no están muy familiarizados. Pero, los que tienen experiencia con nosotros, nos ven muy directos y abiertos.

¿Qué ha aprendido en este año y medio que lleva en Nepal?

Las demandas de la población de Nepal son similares a las de los países en los que he vivido: la gente quiere paz y estabilidad para poder seguir con sus vidas. Quieren lo que todos queremos: una buena sanidad, educación y otros servicios básicos, que les permitan vivir con una mínima calidad de vida

¿Qué es lo que más echa de menos de España?
La familia, los amigos, la comida, ir al cine, ir al quiosco, pasear por la calle. Cosas simples a las que todos tenemos acceso cuando estamos en España, pero que se añoran al estar tan lejos.  

¿Hasta cuándo piensan quedarse en Nepal?
Seguramente uno o dos años más, depende de cuándo se apruebe la nueva Constitución que se está redactando y se convoquen elecciones.

¿Y después?

(Se ríe) Ya veremos. El mundo es muy grande.

¿Volvería a España?
Siempre vuelvo de vacaciones, pero para trabajar no es fácil. Lo haremos definitivamente para retirarnos, a Tarragona, junto al mar.