Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Prepara2 para el mundo que viene

Texto: Ana Eva Fraile [Com 99] Fotografía: Manuel Castells

La Universidad tiene en su horizonte comenzar el curso el 1 de septiembre, adaptada a las nuevas circunstancias y en sintonía con las orientaciones de las autoridades sanitarias. Estas páginas contienen una instantánea de lo vivido hasta ahora y también una mirada al futuro. El centro acaba de presentar un plan para proteger la salud de todos en el campus, garantizar la calidad de la docencia frente a cualquier escenario y lanzar un fondo ampliado de becas y ayudas económicas de 6,5 millones de euros para los alumnos.


El 12 de marzo de 2020 el equipo de gobierno de la Universidad tomó una decisión histórica: cerrar sus edificios para frenar el avance del covid-19. Ante la pandemia global, la primera preocupación fue la salud de los estudiantes y los profesionales, y la tranquilidad de sus familias. En un vídeo difundido a través de YouTube, el rector, Alfonso Sánchez-Tabernero, resalta tres rasgos de la cultura corporativa para afrontar la crisis: «Hagámoslo unidos, con sentido de responsabilidad y con espíritu solidario». A escasos 850 metros del edificio Central, donde se grababan estas palabras, el personal sanitario de la Clínica Universidad de Navarra atendía a los afectados y se preparaba para salvar muchas más vidas. Cruzando la avenida de Pío XII, los investigadores del Cima enfocaban sus esfuerzos en encontrar nuevas herramientas diagnósticas, vacunas y tratamientos para curar la enfermedad. Hoy, ya en la desescalada y sin perder de vista cómo evoluciona día a día la curva de contagios en el mundo, ha llegado el momento de echar la vista atrás y proyectar el futuro.

A mediados de marzo, las aulas de Pamplona, San Sebastián, Madrid y Barcelona se quedaron vacías pero, en cuestión de horas, las que tardaron los más de once mil alumnos y mil profesores en regresar a sus casas, se abrió un espacio de aprendizaje virtual sin precedentes. Al activar sus pantallas, 12.000 campus en 55 países iniciaron su andadura en internet de manera simultánea dando continuidad a la vida académica del curso 2019-20. «Las últimas semanas han demostrado que esta universidad puede cambiar su docencia de forma repentina. El compromiso de sus profesores y la responsabilidad de sus alumnos lo han hecho posible», afirma el rector. 

El paso de un modelo presencial a otro online ha supuesto un gran esfuerzo también para el conjunto de facultades y centros. El servicio de Calidad e Innovación, en coordinación con los Servicios Informáticos, ha trabajado contra reloj para poner a disposición de los profesores las herramientas necesarias para impartir clases a distancia. En directo —a través de Google Meet o Zoom—, mediante sesiones grabadas —con Panopto—, publicando apuntes y lecturas recomendadas en el Aula Virtual ADI o con la ayuda de foros o tutorías personales, los docentes han adaptado en tiempo récord los contenidos y la metodología de 1.889 asignaturas al perfil de sus estudiantes, e incluso los horarios, puesto que la Universidad cuenta con más del 25 por ciento de alumnos internacionales. «El gran reto que todos hemos conseguido es que la docencia en la Universidad no se haya parado un solo minuto», subraya Pablo Sánchez-Ostiz, vicerrector de Ordenación Académica. 

 

 

Durante el confinamiento, se han registrado 24.640 horas lectivas, se han realizado 68.742 exámenes de forma no presencial, los alumnos han recibido 1.000 sesiones online al día, han participado en 29.258 foros de discusión, han generado 3,5 millones de archivos y han presentado 1.379 trabajos fin de grado y de máster. Son datos que hablan de una intensa actividad en la red y también del carácter «extraordinario» de los alumnos de la Universidad. Como remarca Sánchez-Tabernero, «en estos días tan difíciles, han entendido que ahora les toca a ellos liderar su proceso de aprendizaje, han aceptado la necesidad de vivir en la incertidumbre y han comprendido que no podemos controlar todas las variables».

Algunos se marcharon de Pamplona con la maleta a medio hacer, sin tiempo para despedirse; otros no lograron regresar a casa. Este inesperado final de curso dejó en el aire un café entre amigos, una revancha deportiva, una charla con el mentor, una visita a la última exposición del Museo, una reunión para coordinar el grupo de voluntariado, una entrevista para las prácticas de verano, un ensayo general de una obra de teatro... Y, por supuesto, la esperada graduación. A los alumnos del último año ha querido dirigirse el rector: «Muchos de vosotros volveréis a la Universidad para cursar un máster. Pero nos gustaría que todos pudierais celebrar la graduación que soñáis en cuanto sea posible. Queremos también acompañaros y ayudaros en estos momentos especialmente inciertos, por las dificultades para encontrar el primer empleo». 

 

PREPARADOS PARA EL CURSO 2020-21

Aunque la evolución de la enfermedad representa una incógnita, el compromiso de la Universidad, según explica el rector, es volver cuanto antes a la normalidad —la «nueva normalidad» de la que hablan algunos analistas—: «Estamos haciendo todo lo posible para que el próximo 1 de septiembre comiencen las clases de forma presencial, en las condiciones que indiquen las autoridades sanitarias». Además de aplicar las medidas de prevención necesarias, en la actualidad se están redefiniendo la docencia y los espacios para garantizar que el campus es un lugar seguro para aprender, trabajar e investigar. «Contar con la capacidad del Cima para realizar test PCR y con la Clínica para recibir atención médica —puntualiza— son motivos de tranquilidad».

 

Aprender desde casa

 

La Universidad ofrece a sus antiguos alumnos medio centenar de programas online para que puedan seguir formándose desde casa durante el confinamiento. Los seminarios web «Stop & Think Now», organizados por Alumni, las sesiones sobre gestión de crisis del IESE, el ciclo de conferencias sobre arquitectura y las masterclasses del ISEM, entre otras iniciativas, han registrado más de 300.000 visualizaciones hasta principios de mayo.

 

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No obstante, la comunidad universitaria prevé distintas eventualidades. Es posible que algunos estudiantes no puedan viajar desde sus lugares de origen o tengan que mantenerse aislados por motivos de salud, y tampoco se descarta que las autoridades recomienden retrasar o interrumpir temporalmente el periodo lectivo a causa de un rebrote de la pandemia. «Estaremos preparados para combinar la docencia presencial con la remota, e incluso para impartir toda la docencia online si fuera preciso», afirma Sánchez-Tabernero

En cualquiera de los escenarios, los profesores continuarán ofreciendo una atención personalizada a cada alumno, de manera que no se resienta su rendimiento académico. Con el rodaje adquirido durante estos meses y gracias a las sugerencias de profesores y estudiantes, los expertos en calidad e innovación están diseñando la nueva experiencia educativa para afrontar los retos del curso 2020-21, con metodologías docentes que estimulen el aprendizaje-servicio y el trabajo intelectual y colaborativo. 

 

 

La crisis ha mostrado las enormes posibilidades de internet para transmitir contenidos didácticos, pero también sus límites, como resalta el rector: «La enseñanza presencial, basada en la relación directa entre profesor y alumnos y en la participación en la vida cultural, artística, deportiva y solidaria del campus, aporta valores insustituibles que convierten los años en la Universidad en una experiencia memorable y transformadora».

A primera vista, puede parecer que tras el covid-19 nada vaya a ser como antes. Sin embargo, Sánchez-Tabernero apunta en otra dirección: «La crisis sanitaria ha subrayado lo que siempre hemos enseñado y aprendido: que la ciencia está al servicio de la vida, que somos vulnerables y necesitamos del cuidado del otro, que construir un mundo más humano y solidario es la opción más hermosa e inteligente. Nuestra docencia tiene esa finalidad formativa y la crisis no ha hecho más que reforzarla».

 

QUE TODOS PUEDAN VENIR

Mientras cerca de 1.800 alumnos de grado apuran los últimos días de su etapa en la Universidad, una nueva promoción sueña en medio del estado de alarma con llegar a las aulas. Entre los meses de marzo y abril, 700 estudiantes de bachillerato participaron en jornadas virtuales de puertas abiertas y más de 2.000 jóvenes realizaron desde sus casas las pruebas de admisión.

 

 

Desde su fundación en 1952, la Universidad aspira a que nadie deje de estudiar en sus campus por razones económicas. Con la idea de complementar las convocatorias públicas, el centro destina actualmente 4,5 millones de euros para becas. A consecuencia de la grave crisis sanitaria, muchas familias van a atravesar una situación complicada. Para ayudar a los alumnos de grado y máster que puedan encontrar dificultades a la hora de comenzar o continuar su formación, la Universidad va a dedicar 2 millones de euros más —6,5 millones en total— a este fin, además de otra serie de medidas que faciliten la financiación de los estudios. De este modo, se calcula que los beneficios podrán llegar a 3.000 familias, mil más que en el presente curso. Según anuncia el rector, «la Universidad va a hacer un esfuerzo especial y se propone también solicitar ayuda a antiguos alumnos, empresas, instituciones y donantes particulares que quieran contribuir a formar una nueva generación de profesionales, con excelentes conocimientos científicos y con espíritu solidario, capaces de afrontar los desafíos futuros».

 

RESPONDER A LOS RETOS DE UN MUNDO GLOBAL

A principios de mayo, Ramón Gonzalo, rector de la Universidad Pública de Navarra, y Alfonso Sánchez-Tabernero argumentaban en un artículo difundido por los medios locales cómo, en una época incierta a nivel social y económico, la universidad está llamada a ser motor de desarrollo de cualquier país. En este momento, resulta crucial investigar para hacer frente al covid-19, una tarea para la que el entorno biomédico de la Universidad de Navarra —la Clínica, el Cima, facultades y escuelas— ha redoblado esfuerzos. «Hemos puesto a disposición de las autoridades sanitarias nuestra investigación, nuestra tecnología, nuestros laboratorios y nuestra capacidad asistencial», afirma la vicerrectora Iciar Astiasarán.

Están en marcha proyectos sobre nuevos métodos diagnósticos, ensayos clínicos, procesos innovadores en la fabricación y testado de mascarillas, pantallas protectoras o respiradores. «Pero la pandemia también plantea retos en otros ámbitos, como el impacto social y psicológico de la crisis sanitaria, la transformación digital, el futuro del teletrabajo, las finanzas, el derecho o el medioambiente. Sin esa base, la política, la economía y cualquier otra actividad humana se resienten», advierte Alfonso Sánchez-Tabernero

 

 

En esa línea, uno de los objetivos de los distintos centros ha sido ayudar a las empresas y a la sociedad a comprender y gestionar la crisis. Entre marzo y abril, más de 300 periodistas solicitaron la opinión de los expertos de la Universidad para analizar la pandemia con diferentes enfoques. En total, participaron en más de 6.000 noticias publicadas en medios digitales y en papel.

Para apoyar a las organizaciones en este momento decisivo, IESE Business School ha impartido una veintena de sesiones abiertas a través de LinkedIn, que han registrado más de 300.000 visualizaciones. Otro ejemplo del acompañamiento a las empresas es Project Safeguard, un curso online que les proporciona herramientas para adaptarse a las nuevas circunstancias. 

«Nuestro compromiso ahora —sostiene Sánchez-Tabernero— es contribuir a la recuperación de nuestra comunidad ofreciendo conocimiento y colaboración a las instituciones públicas y a las compañías, formando profesionales solidarios y avanzando en la investigación con impacto social». Por esta razón, el rector ha anunciado que la Universidad mantendrá esta apuesta por la investigación en los próximos años, como una de las mejores maneras de encauzar su aportación a la sociedad. El curso pasado se destinaron más de 95 millones de euros del presupuesto global a los distintos proyectos.

 

MIRAR AL FUTURO CON ESPERANZA

El 6 de septiembre de 2019, Alfonso Sánchez-Tabernero cerraba así su primer mensaje del año académico: «La Universidad de Navarra inicia este curso con la ilusión de servir a la sociedad con todas sus fuerzas». En los últimos meses, la comunidad universitaria está teniendo numerosas oportunidades de hacerlo, especialmente, subraya, «pensando qué podemos aportar cada uno de nosotros para paliar el sufrimiento de muchas personas afectadas por la pandemia, más si han perdido seres queridos. Desde la Universidad, nos unimos a su dolor y rezamos por ellas». Durante unas semanas atípicas, las 6.000 personas que integran la plantilla de la institución —personal de gestión, profesores, médicos, profesionales de la enfermería e investigadores— han materializado con su trabajo, desde sus puestos o desde sus casas, la misión de la Universidad, recordada por el rector: «Formar ciudadanos y ciudadanas responsables y producir ciencia que mejore la vida de las personas».  También los estudiantes y los alumnimás de 177.000 antiguos alumnos de un centenar de países— han sumado esfuerzos. A través de Tantaka, el banco de tiempo solidario de la Universidad, o por iniciativa propia, han puesto sus conocimientos y su energía al servicio de los más vulnerables. Son historias de entrega, compromiso y coraje, a las que pondremos rostro en las páginas del próximo número de Nuestro Tiempo, que permiten mirar al futuro con esperanza.

 

Última hora

 

Como parte de la campaña Prepara2, se ha habilitado una página web que recoge las medidas adoptadas por la Universidad ante la pandemia y responde a las preguntas más frecuentes de empleados, alumnos y familias.

 

grados.unav.edu/prepara2