Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Universidad de Navarra, comprometida con sus raíces

Texto Redacción NT / Fotografía Archivo Fotográfico

La Universidad recibe ayuda de muchas personas e instituciones, y la presentación del informe sobre su repercusión social y económica en Navarra sirvió para volver a agradecer el trabajo de todos aquellos que colaboran en el crecimiento del centro. Con el ánimo de rendir cuentas, el estudio elaborado por la auditora Deloitte pone en valor de manera transparente el arraigo de la institución en la Comunidad foral.


Si tuviéramos que resumir en dos frases la historia de la Universidad de Navarra a alguien que visite Pamplona por primera vez, probablemente diríamos que se trata una institución docente sin ánimo de lucro que nace en la capital navarra en 1952, fundada por san Josemaría Escrivá. Desde entonces, este campus universitario no ha parado de crecer. Además de las trece facultades y la Clínica Universidad de Navarra, alberga el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y un museo de arte contemporáneo, inaugurado en 2015.

Durante más de sesenta años, la Universidad ha ido reforzando su arraigo en Navarra, y su contribución al desarrollo de la Comunidad foral no sería posible sin la implicación de una parte significativa de la sociedad —comerciantes, entidades culturales y deportivas, empresarios y asociaciones de voluntariado— que presta un servicio de calidad a alumnos, pacientes, investigadores y visitantes, de ámbito nacional e internacional. Como señaló el rector,  Alfonso Sánchez-Tabernero, los proyectos de la Universidad son «éxitos compartidos»: el resultado de la colaboración con múltiples instituciones y personas, «de modo que es necesario rendir cuentas, así como valorar y agradecer el apoyo de la sociedad navarra». 

En este contexto se enmarca la presentación el informe de impacto económico y social elaborado por Deloitte. El modelo desarrollado por la auditora permite determinar la riqueza generada en un país o región por el ejercicio de una actividad económica durante un periodo de tiempo determinado. Con experiencia en este campo —la consultora ha realizado más de cincuenta análisis de este tipo, entre ellos el del Museo del Prado, el Fútbol Club Barcelona y la Fundación Princesa de Asturias—, Deloitte mide la riqueza a través de los principales agregados macroeconómicos: PIB, empleo e ingresos para la Hacienda Pública.

Tres mil millones de euros en una década

Durante el curso 2014-15, la actividad de la Universidad generó 292,2 millones de euros al PIB de Navarra. «Una aportación recurrente y sostenible, de manera que se puede afirmar que la contribución de la Universidad a la riqueza navarra medida en una década equivaldría a unos tres mil millones de euros», manifestó Ana Andueza, socia de Deloitte y responsable del estudio.

Según refleja otro de los indicadores, la Universidad de Navarra contribuye al mantenimiento de 5 177 empleos en la Comunidad foral —en los sectores de alojamiento, comercio, actividades inmobiliarias, transporte, etcétera—, además de los 3 887 profesionales de la propia institución. En total, 9 064 empleos, que suponen casi un 3 por ciento de la población activa de Navarra. «Se trata de un empleo estable y de calidad», subrayó Andueza

De forma independiente se aborda la repercusión de la Clínica Universidad de Navarra. Más allá del impacto económico, su director valoró el impacto social y en la salud de miles de navarros cada año. «Durante el curso 2014-15 atendimos doscientas mil consultas, de las cuales ochenta y ocho mil eran de pacientes de nuestra Comunidad», indicó. José Andrés Gómez Cantero resaltó también la colaboración entre la Clínica y el Servicio Navarro de Salud y puso de ejemplo el Programa de Trasplantes de Navarra, que realizó un total de cincuenta trasplantes de riñón, veintitrés de hígado y cuatro de corazón, con unos datos de supervivencia superiores a la media nacional, e incluso europea en el caso de los trasplantes de hígado.

Como recoge el informe, los dos centros especializados en el ámbito de la medicina —Clínica y CIMA— se han convertido en ejes vertebradores de un clúster biosanitario y han supuesto un activo clave para el desarrollo de la región. En ese sentido,  el vicepresidente del Gobierno de Navarra, Manuel Ayerdi, destacó la calidad de los servicios que ofrece la Universidad: «Sin duda, constituye un agente relevante en el mundo del conocimiento». «El centro —afirmó— aporta valor en el turismo de salud, en la cadena alimentaria, así como en la industria creativa y cultural de Navarra gracias a la Clínica y a las actividades del Museo y de otros centros». 

Finalmente, Ayerdi agradeció la implicación de la Universidad de Navarra, sobre todo en el ámbito académico, ya que su presencia internacional forma parte del desarrollo de la Comunidad: «Este objetivo común hace necesaria la colaboración entre entidades privadas y la Administración pública».