Mind the Gap
Mind the gap es una sección de opinión en la que Nuestro Tiempo abre sus páginas a los estudiantes. Es una oportunidad para mostrar una voz joven sobre los grandes temas que laten en el mundo contemporáneo. Puedes enviar tus colaboraciones a nuestrot@unav.es para que la redacción las valore. |
«¿Cómo puedo ayudar?» es la primera pregunta que Max Goodwin, tras ser nombrado director médico de uno de los hospitales públicos más antiguos de Estados Unidos, hace al personal en una reunión. Silencio. Todos, atónitos ante unas palabras que ningún jefe les había planteado antes. Max insiste: «Yo trabajo para vosotros, para que podáis trabajar para vuestros pacientes, así que ¿cómo puedo ayudar?». Dos manos se alzan. Demandan más camillas en urgencias y comida saludable. El protagonista de la serie New Amsterdam, basada en hechos reales, encarna las ideas que William Deresiewicz plantea en su libro El rebaño excelente (Rialp, 2019).
Deresiewicz, profesor de la Universidad de Yale, argumenta que los líderes son personas con mentes resistentes «capaces de formular nuevas direcciones para una empresa o una industria o un país entero en vez de ponerse simplemente al frente del rebaño que se dirige al precipicio». En otras palabras, hombres y mujeres que con creatividad, inteligencia y voluntad se entregan a la búsqueda continua del bienestar de la sociedad. Y que, además, detectan oportunidades que culminan, por ejemplo, en la mejora sustancial de la atención a pacientes y sus familias, como es el caso de New Amsterdam, cuando Max decide quitar la sala de espera de urgencias y llevar a los pacientes directamente a una camilla.
Una inteligencia prodigiosa o unos altos conocimientos técnicos pueden resultar útiles, pero ¿qué condiciones sine qua non se esperan de un líder? En primer lugar, tiene que ser, ante todo, un pensador. No necesariamente un filósofo o un académico, sino alguien que pondere los diferentes asuntos con detenimiento. La celeridad en la que vivimos nos ha llevado a la precipitación. Al cuestionarnos los motivos que están detrás de algunas de nuestras decisiones, únicamente podríamos responder: «No lo pensé bien». Solo reflexionando identificaremos oportunidades nuevas donde nadie las ve.
Sin embargo, quedarse en las ideas no basta. Se necesita iniciativa y coraje. Las instituciones con reglas, jerarquías y procedimientos ya establecidos suelen resistirse cuando se rompe el statu quo. El primero que lo hace obliga a los demás a plantearse los asuntos de manera diferente, y eso incomoda, incluso se puede ver como una amenaza. El Dr. Goodwin no teme meterse en líos. En un determinado momento un cirujano le dice: «Sabe que todo el sistema es así, ¿verdad? No le van a permitir venir aquí y solo ayudar a la gente». A lo que Max responde: «Pues ayudemos al máximo posible antes de que se den cuenta». Hay que estar dispuestos a ser valientes y, en ocasiones, impopulares.
Por último, resulta imprescindible que el líder tenga principios claros e incorruptibles. Deresiewicz critica que la persona que desea un puesto de liderazgo se ve en muchas ocasiones abocada a «congeniar siguiendo la corriente», a «jamás sacar los pies del tiesto por una cuestión de principios», a «ser lo que otros quieren que sea». En otras palabras: cuando la gente habla de un buen líder, en realidad suele referirse a un fantástico seguidor del orden establecido. Esto ha llevado a desvirtuar el liderazgo. Por eso habría que recuperar las virtudes del buen líder que menciona Deresiewicz: honor, generosidad, servicio. A estas, yo añadiría un profundo sentido de la responsabilidad; y la responsabilidad de un líder es, en primer lugar, con las personas.
En mi intercambio en la Universidad de Misuri, para llegar a la Facultad de Periodismo, pasaba todos los días por un arco que tenía grabado el lema «Wise Shall Be the Bearers of Light», «Los sabios serán portadores de luz». Un líder debería ser precisamente esto, un portador de luz en las tinieblas que dirige a las personas hacia nuevos horizontes, no hacia precipicios. Liderar es estar atento a las necesidades de los equipos y sus preocupaciones, es inspirar y no intimidar. Es preguntar constantemente «¿Cómo puedo ayudar?».
LA PREGUNTA DE LA AUTORA ¿A quién consideras un gran líder? Opine sobre este asunto en Twitter. Los mejores tuits se publicarán en el siguiente número. |
Nicole Braham [Com 20 MEGEC 21] es estudiante y trabaja como consultora junior. Es de Guatemala y actualmente reside en España. También ha vivido en Costa Rica y Estados Unidos.