Cátedra Abierta
El mundo participativo en el que vivimos exige una constante validación pública de todos los aspectos de la vida. En el ámbito de la literatura, son cada vez más habituales las encuestas que solicitan la opinión de los ciudadanos sobre qué libros son los mejores de tal país, de tal género o de los últimos cincuenta años.
Principalmente son medios de comunicación (la BBC, The Guardian, Le Monde, The New York Times, Time…), pero también webs especializadas (Goodreads, Literary Hub o Babelio), los que lanzan con cierta periodicidad encuestas a sus lectores para sondear su opinión. En otros casos, son los propios medios los que ofrecen las listas de resultados tras haber consultado a libreros, editores, críticos y otros especialistas.
Dentro de este marco se encuadra la encuesta que propusieron hace unos meses la revista XL Semanal y la web Zenda, cuyo objetivo era encontrar, en palabras de Pérez Reverte, el autor o la autora «que en su obra, extensa o breve, representa mejor lo español a juicio del votante, o cuya lectura, en su opinión, permite acercarse con más rigor a la comprensión del carácter, la historia, la naturaleza de España y quienes la poblamos».
La votación popular estuvo en este caso acompañada de una propuesta más ambiciosa y enriquecedora. Los promotores del concurso pidieron a más de ciento veinte personalidades del mundo de la cultura —académicos, escritores, periodistas culturales, críticos, cineastas y creadores especializados— que participaran en la votación dando razón de por qué consideraban que su elegido era el escritor que mejor personifica la literatura española en cuanto tal.
La encuesta, como todas, partía ya de una selección que pudiera hacerla significativa. Se redujo el amplio elenco de autores españoles a un canon de veinticinco: veinte hombres, cuatro mujeres y un indeterminado y anónimo autor, el del Cantar del Mío Cid. La distinción se hace obligatoria y la revista justificó la desigualdad por evidentes criterios históricos; trató de compensarla con el equilibrio entre los expertos y las expertas consultadas. Todos ellos autores —y autoras— reconocidos, clásicos, arraigados en la tradición nacional, susceptibles de ser paradigmáticos representantes de lo propiamente español.
La participación fue alta y el resultado no trajo sorpresas: un amplio 29,21 por ciento de los entrevistados escogió a Cervantes como el más representativo de los escritores españoles. Para este viaje no hacían falta alforjas, habría dicho Sancho. Su casticismo no necesita glosa. Y su calidad la avala, en primer lugar, el elevadísimo número de escritores que han recurrido y siguen recurriendo a él cuando andan ya metidos en el oficio y lo descubren de verdad. De hecho, su más destacado discípulo, Galdós, es el que ocupa el segundo puesto con el 16,68 por ciento de los votos. No es sorprendente que muchos hayan visto el espíritu nacional encarnado en el satírico y burlesco Quevedo. Tampoco que el resto de los autores más votados sean más cercanos en el tiempo: Delibes, Lorca y Machado. Sí dice mucho de nuestro espíritu que haya un número tan equilibrado de narradores y poetas en los primeros puestos.
Supongo que los entusiastas defensores de la democratización absoluta de la cultura albergaban la secreta esperanza de que las bases o las élites progresistas hubieran propuesto visiones alternativas que permitieran una relectura actualizada de nuestra identidad. Sospecho también que quienes miran con recelo el que cualquier indocumentado opine habrán sentido alivio al comprobar que es posible que esta encuesta en particular la hayan contestado lectores. Que a nadie se le oculta que han sido indispensables jueces literarios a lo largo de la historia y siguen dando su veredicto.
En este caso han coincidido con los expertos. Todos han concluido que somos enanos a hombros de gigantes, que quizá hoy veamos más allá de ellos, pero que sin ellos no veríamos nada. Es bueno que una encuesta sirva para volver a caer en la cuenta y, quizá, ojalá, también para escuchar las razones de quienes tienen una opinión formada al respecto. Para que quienes votaron virtualmente, al haber sido partícipes, se sientan impelidos a contrastar sus criterios. Y para que el diálogo sobre la literatura que nos define siga estando vivo.
La pregunta de la autora ¿Son los lectores los mejores jueces sobre literatura? Opine sobre este asunto en Twitter citando a @NTunav. Los mejores tuits se publicarán en el siguiente número. |
Rosa Fernández Urtasun es profesora de Literatura Contemporánea en el departamento de Filología de la Universidad de Navarra.