Mind the Gap
En una sesión me repartieron una hojita con el título «Las 10 técnicas de manipulación». Al leerlo se me arqueó la ceja, como le pasa a Nadal en las ruedas de prensa. «¿Solo diez? ¿No hay más?», pensé, irónica. El ponente expuso el clásico «La culpa es de los medios de comunicación»: porque cada cual arma las informaciones según el filtro que mejor le conviene; porque titulan distinto, publican mentiras o cuentan los hechos como quieren; porque nos enganchan a las pantallas y recopilan nuestros datos o porque producen contenido basura. Pero su argumento fuerte era que quienes dirigen los medios tienen intereses y ahí es donde empieza el artificio.
Comprobé que las supuestas técnicas de manipulación eran una copia mala de las que se le han atribuido a Noam Chomsky. Levanté la mano como pidiendo permiso para hablar, pero solté lo primero que me brotó en defensa de un servicio que, cuando desaparece, empobrece a la sociedad. Comenté aquello del derecho a la información. También que son muchos y muy variados los medios que circulan, y que su capacidad para influir no quiere decir que, en sí mismos, sean manipuladores.
Esa charla me despertó una pregunta: ¿por qué se desconfía tanto de los medios? No creo que sean simplemente los efectos colaterales de las redes sociales, ni la viralidad de informaciones falsas, ni el sistema de sobreproducción de noticias en los diarios digitales.
Almudena Ariza explica en el pódcast de Cristina Mitre su viaje hasta Ucrania para cubrir el conflicto. Mientras resalta la relevancia de una labor documental sobre el terreno, se sorprende de que muchos pusieran en duda lo que contaba: «A través de Twitter compartía historias de lo que veía y cada día tenía un chorro de mensajes que me decían: “Pero es que tú estás pagada por la OTAN, lo que cuentas es mentira”». Otro día escuché a una periodista que trabajó en una cadena de televisión española contar cómo sus años al frente de un talk show le permitieron hablar de temas que eran importantes para muchas mujeres en los 90. Pero, por otro lado, hace unas semanas un directivo de Mediaset soltó en una conferencia: «Nosotros hacemos televisión para vender publicidad». En verdad ese siempre ha sido el debate: cuánta rentabilidad se puede sacar de convertir la información en un negocio.
Los medios de masas se gobiernan con una política en la que hay dos posturas que parecen irreconciliables: Iglesia y Estado. Para la primera —la redacción— la veracidad, la honestidad y la calidad son líneas rojas infranqueables. Para la segunda —la gerencia— la cuenta de resultados, los beneficios y la rentabilidad son lo primero. Pero, si solo gobierna el Estado, perdemos todos.
Alden Global Capital es un fondo de cobertura que compró MediaNews, una de las compañías de periódicos en circulación más grande de Estados Unidos. Un artículo en The Atlantic ha demostrado que esas miles de redacciones locales han caído en una espiral de decadencia desde que su propietario es un fondo de inversión. El problema no es que sean rentables, sino que solo sean rentables. «Por supuesto, es fácil idealizar épocas pasadas del periodismo —sostiene el texto—. Las familias que poseían la mayor parte de los periódicos locales de Estados Unidos —los Bonfils de Denver, los Chandler de Los Ángeles— nunca resultaron administradores perfectos. Puede que fueran vanidosos, torpes, incluso corruptos. [...] Pero la mayoría de ellos también tenían un interés en las comunidades a las que servían sus periódicos, lo que significaba que, al menos, sus egos estaban implicados en sacar un producto respetable».
El modelo tradicional ya no basta. Ahora la audiencia elige a quién quiere creer. Pienso en esos periodistas que se mantienen con sus newsletter, pódcast o canales de streaming. Crean una comunidad y fidelizan a los seguidores. No cuentan nada nuevo, pero su éxito tiene mucho que ver con ese poder que internet ha dado a los negocios: eliminar intermediarios. Sobre todo si son dudosos.
LA PREGUNTA DE LA AUTORA ¿Existen las vías necesarias para pedir responsabilidades sociales a los propietarios de un medio de información? |
Blanca Basanta Vázquez [Com 20 MEGEC 22] es periodista y consultora júnior en Llorente y Cuenca.