La primera
Héroes anónimos
Algunos analistas han comparado el momento actual al 11S o a la crisis económica mundial de 2007-2010. Se oyen voces que aseguran que nada será como antes y que el coronavirus ha derrotado a una civilización con pies de barro en una batalla cuyas consecuencias no son fácilmente previsibles. Ha cundido —dicen— la desconfianza, y eso marcará las relaciones económicas, sociales, las políticas de salud pública… todo.
Muchos creadores de opinión están colgando sus impresiones en la red. Uno de ellos es Leopoldo Abadía, al que entrevistamos en este número. Con su habitual sentido común, ha animado al optimismo, concepto que define como «luchar con uñas y dientes para salir adelante en una situación mala, muy mala». Otro conferenciante, Víctor Küppers, ha aportado una metáfora útil: estamos atravesando un túnel, no hemos caído en un pozo. Dejaremos atrás la pandemia que nos ha hecho sentir tan vulnerables porque la energía humana desatada por esta experiencia límite ha sido poderosísima. Ahora bien: ¿cómo estaremos? La respuesta, a día de hoy, consta de tres palabras: «Nadie lo sabe».
Quizá un camino hacia la salida que nos están brindando estos meses es el protagonismo de las personas corrientes: aquellas que han batallado en puestos que requerían su presencia, a veces arriesgando sus vidas; y quienes han permanecido encerrados en casa, muchos de ellos reinventándose día a día para continuar trabajando y atendiendo a los más jóvenes en unas circunstancias nuevas y con frecuencia difíciles.
Gracias a los medios y las redes, cada vez conocemos más historias de héroes anónimos que plantan cara al coronavirus realizando todo lo que está en su mano, algunos en primera línea y otros en retaguardia.
En el campus ha habido iniciativas que dicen mucho de la valía de esos hombres y mujeres con los que nos cruzamos a diario. Por ejemplo, Amaya, una estudiante de primero, pensó en ayudar a los alumnos de bachillerato a preparar la EvAU. En 48 horas logró reunir a un grupo de voluntarios a los que siguieron más de 20.000 bachilleres de toda España. En una entrevista aseguró: «Estoy muy ilusionada pero sobre todo muy orgullosa de la gente, que ha sacado lo mejor de sí para ayudar».
Durante estas semanas de confinamiento debido al covid-19 todos hemos experimentado cambios en nuestras vidas. Saldremos del túnel, sin duda, pero no seremos los mismos. No caben recetas generales porque el volcán todavía está en erupción, porque quizá ya no sea posible hablar de soluciones «mundiales» sino «por bloques» y porque, en definitiva, quien tiene la última palabra es cada persona. En esto último apoyaba su visión esperanzada Gonzalo Redondo, antiguo profesor de Historia de la Universidad de Navarra, cuando afirmaba que en los peores momentos de crisis es cuando se pone de manifiesto la gran categoría del ser humano.