José Antonio Vidal-Quadras
Ecos
El huerto del profesor emérito
A últimos de octubre, Pedro Lozano Bartolozzi fue nombrado nuevo presidente de la Sociedad de Estudios Históricos de Navarra. Entonces comprobé que al verse jubilado demostró su mentalidad de historiador: pasó al secretario de su Facultad, Miguel García San Emeterio, la orden de “cursar la presente instancia para que se la haga llegar a la Ilma. Decana, Mónica Herrero, y en alzada al Excmo. Rector”. En tal documento el emérito jubilado Lozano exponía que “en las legiones romanas, según testimonian Julio César, Tácito, Cicerón y otros muy eximios, los legionarios jubilados recibían en propiedad unas tierras, preferentemente huertos, y, en consecuencia, solicita que le sea donada a título vitalicio una parcela en el Campus para fines hortofrutícolas o de jardinería”. Lo fechaba el 1 de septiembre último.
Veintiún días después, el chambelán de la Ilma. Mónica Herrero le responde que “el solar más adecuado en el campus está bajo la ventana de su antiguo despacho. Y mientras el Rector gestiona la concesión del tal huerto se le conmina a V.I. a que estudie Las Bucólicas y Las Geórgicas del divino Virgilio”. El emérito Pedro respondió que ya las tenía dominadas, como las Re Agricolae de Terencio y el Manual del Buen Hortelano Fray Eustaquio. Y que piensa recibir clases prácticas en el Monasterio de la Oliva. Estima estar cualificado para tomar posesión del huerto, y propone para tal evento el 25 de octubre, festividad de San Frutos de Segovia. Se recomienda a testigos e invitados vistan cual campesinos, como hará el Profesor Emérito, y su asesor el Hortelano Mayor de la Mejana de Tudela, acompañado por Manu Gaínza, letrado de la Vuelta del Castillo; Víctor Manuel Sarobe; Pepe Morán, catedrático de Latín; Fernando Belzunce, destacado golfista de Zuasti; Justo Donézar, ingeniero agrícola; y Gerardo Huarte, periodista emérito.