José Antonio Vidal-Quadras
Ecos
El Museo de nuestros amigos
“Vamos a hacer un museo de arte contemporáneo en la Universidad porque amigos como vosotros os habéis empeñado”, les dice el rector a los graduados, a los miembros de la Asociación de Amigos y a todas las personas que acuden a las presentaciones del proyecto del Museo que la Universidad está realizando en estos meses por más de una quincena de ciudades españolas. “Somos los últimos en llegar y tenemos mucho que aprender; intentaremos hacer nuestra aportación, pero ahora necesitamos de vuestros consejos y vuestra experiencia”, les dice Ángel J. Gómez-Montoro, instándoles a la colaboración. Y así transmiten también el proyecto, desde la humildad, sus vicerrectores, cuando le representan en otras plazas donde la agenda de un rector no puede llegar.
Una relación de acontecimientos, algunos muy pensados y otros espontáneos, nos llevan a asombrarnos viendo un Museo que ha comenzado a construirse en el campus. La primera piedra fue la del fotógrafo Ortiz-Echagüe, con su legado. Después vino otro, de arte moderno y contemporáneo, de la mano de María Josefa Huarte. Junto con su donación, ella nos propuso a Rafael Moneo como arquitecto… y nuestro Rector le dijo que estaría encantado, “eso sí, con dos condiciones: que le convenzas y que sea un museo que podamos pagar”. Así que también Moneo ha sido generoso. Al tiempo, se creaba el ICS (Instituto Cultura y Sociedad), para llevar a las Humanidades el modelo de investigación aplicada que tan bien se nos da en el ámbito médico.
Miguel López-Remiro transmite semejante espíritu y se presenta como un facilitador del cambio personal: “Creo en el poder transformador del arte”, y apostilla: “Queremos que todos los estudiantes puedan contemplar un Tàpies, un Rothko, o un Picasso, disfrutar del cine, la música, la danza… La formación artística será sin duda un valor añadido y algo propio de un estudiante de nuestro tiempo”. Un gran proyecto promovido desde una enorme humildad.