La primera
A vueltas con la posverdad
«Dentro de menos de dos años la mitad de las noticias serán falsas». El director de El País, Antonio Caño, visitó la Universidad de Navarra en enero y, en una conferencia sobre «El futuro del periodismo», hizo esta afirmación redonda y preocupante.
Todo titular deja detalles en el camino pero Caño, sin duda, apuntó a uno de los principales agujeros negros del viejo Occidente: no sabemos suficientemente bien qué sucede y mucho menos los porqués. El referéndum en Escocia, el brexit, el fenómeno Trump, el ascenso de partidos de extrema derecha europea, el auge del Dáesh o la situación en Cataluña son ejemplos de la paradoja informativa de hoy: todos hablamos de ellos, pero muy pocos parecen comprenderlos.
Vivimos inmersos en la posverdad (por algo la RAE ha admitido el término). Más que los hechos importan nuestras impresiones y lo que se dice en los medios —tradicionales o digitales—. Como en el ensayo de este número el profesor Miquel Urmeneta profundiza en la actual situación de indigencia informativa, les remito a su texto simplemente sugiriendo como prólogo el mensaje del Apolo 13 a la NASA al descubrir una avería: «Houston, ¡tenemos un problema!».
Por otro lado, hoy toca hablar de nuestra revista, para referirse a los cambios en su organigrama. Los detalles de estos movimientos, orientados a lograr una colaboración más estrecha con Alumni, se explican en la sección Campus y se reflejan en los créditos, a la izquierda de estas líneas.
El anterior director, Ignacio Uría, ha comenzado a trabajar en el nuevo campus de la Universidad en Madrid, pero la revista no lo pierde, pues seguirá colaborando con una columna fija y artículos ocasionales. En sus seis años al frente de Nuestro Tiempo, ha materializado los rasgos que él mismo señalaba en su primera «Primera» como distintivos de la publicación: «Ser una escuela de periodistas, referente cultural y revista de los alumni». Además, Ignacio ha aportado su amplia cultura, su mirada inconformista y su empuje en textos siempre frescos e iluminadores, en particular en uno de los géneros periodísticos fundamentales: la entrevista. Gratitud y reconocimiento para Nacho, pues.
Los que ahora andamos por aquí nos damos cuenta de que, como dijo Isaac Newton, «somos enanos a hombros de gigantes». Eso sí, sabemos que la herencia de los que nos precedieron, la ayuda de la gran redacción formada por los profesores y alumnos —actuales y antiguos— de la Facultad de Comunicación, las aportaciones de otros colaboradores y el contacto con nuestros lectores contribuirán a que Nuestro Tiempo siga aceptando el desafío de ofrecer una información profunda y amena sobre las grandes cuestiones de hoy y las de siempre.
@NTunav