Dirección y guion: Damien Chazelle | EE. UU. | 2022. El absoluto desastre de un cineasta —hasta ahora— genial.
Tras rodar un sobresaliente musical sobre los sueños y desengaños de la meca del cine, La La Land, Damien Chazelle patina en su retrato de un Hollywood de los años veinte como una moderna Babilonia plagada de excesos. Y el problema es que, aunque quizás la industria del cine entonces fuera un lupanar, el cineasta no sabe contar la historia de manera interesante, equilibrada y con elegancia.
Todo en Babylon es chillón y extravagante, Chazelle —que hasta ahora había demostrado su talento para crear relatos que tocaban resortes de la emoción humana— se deja llevar por su megalomanía y entra en la película, que pretende ser una carta de amor al cine, como un elefante en una cacharrería.
Los destellos de genialidad (que los hay), la interpretación de actores solventes y hasta la emoción que impregna alguna escena quedan sepultados por la zafiedad y el constante torpedeo de lo escatológico. Penoso.