Dirección y guion: Emerald Fennell. Reino Unido, 2020. Para espectadores con estómago..
Esta ácida y oscurísima comedia cuenta la historia de Cassey, una joven que pasó con éxito los primeros cursos de Medicina y ahora, a los treinta años, vive con sus padres, trampea en el trabajo y pasa la noche alcoholizada ligando con desconocidos. Más de uno tratará de abusar de ella aprovechándose de su condición.
La actriz británica Emerald Fennell debuta como directora con esta perturbadora historia sobre la venganza femenina. Una cinta muy original en su montaje y narrativa que alterna lo cómico con el terror y que ofrece un producto final tan indigesto como interesante. Y eso porque Fennell, entre chiste y golpe de efecto, plantea cuestiones de entidad. Por un lado, la cinta habla del abuso sexual y sus heridas, pero Fennell lo relaciona además con la sociedad hipersexualizada, la trivialización de las relaciones sexuales entre hombres y mujeres y la cobardía que lleva a actuar a muchos como borregos, incapaces de plantar cara a conductas inaceptables.
Carey Mulligan demuestra una vez más que es una de las mejores actrices de su generación bordando una interpretación compleja en grado sumo: dando vida a un personaje que es pura contradicción y enigma.
La película resulta incómoda, sobre todo para el público masculino, desde los primeros segundos hasta su impactante final. La radiografía social que muestra es devastadora, pero, al mismo tiempo, certera. Una de esas cintas tan molestas como necesarias, que hace pensar y provoca la discusión y el diálogo. La película recibió cinco merecidas nominaciones a los Óscar y ganó finalmente la estatuilla por su brillantísimo guion.