Dirección: L. Finnegan. Guion: G. Shanley (Historia: L. Finnegan, G. Shanley). Irlanda, 2019.
Una joven pareja encuentra, por fin, la casa de sus sueños. Cuando visiten la urbanización que acoge la vivienda, descubrirán que el ansiado dulce hogar puede esconder la peor de las pesadillas.
Este curioso thriller, a caballo entre la ciencia ficción, la sátira y el cine de terror, se presentó con buenas críticas y algunos premios en el Festival de Sitges. No es un producto de masas: estamos ante uno de esos títulos extraños con una narración fragmentada, una estética muy cuidada, gélida y perturbadora, y un trío de actores que sostienen una historia muy marciana pero con la capacidad de inquietar e interesar al espectador.
Quizás lo más frágil de la cinta es que no desarrolla la gran metáfora —muy vista pero sugerente y más en tiempos de covid— que parece encerrar: la del hogar como amenaza y como caldo de cultivo de comportamientos poco ejemplares.