Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

De la sala de cine al salón: en tiempos del covid

Texto: Ana Sánchez de la Nieta  

Uno de los sectores de negocio más afectados por el coronavirus ha sido la industria del cine.


La pandemia ha cerrado todas las salas de cine, ha suspendido decenas de estrenos y ha paralizado centenares de rodajes. Al mismo tiempo, las películas, series y documentales se han convertido en aliados fundamentales de las largas horas de confinamiento, y algunas plataformas de contenido audiovisual han visto multiplicar su número de abonados. Ante esta paradoja se entiende que algunas distribuidoras buscaran rápidamente cauces para dar salida a sus estrenos, y algunas fórmulas ensayadas los días del encierro dan pistas de por dónde puede ir la distribución de cine en el futuro.

Pero esta pugna entre salas y plataformas no es nueva. Como ha pasado con otros fenómenos que la pandemia ha puesto en primer plano —el teletrabajo o la necesidad de digitalización—, este era un debate soterrado que el coronavirus no ha hecho nada más que acelerar. 

Cuando los cines se cerraron, la mayoría de las distribuidoras simplemente informaron del retraso de sus estrenos. Pero pronto empezaron algunos movimientos. En Estados Unidos, varias películas que se acababan de lanzar —y que no habían conseguido, por lo tanto, recuperar apenas el presupuesto invertido— anunciaron su salida en diferentes medios. Fue el caso de Frozen 2 (Disney) o de Bloodshot (Sony), que se podían ver en plataformas solo once días después de estrenarse en cines el 24 de marzo; un fin de semana, por cierto, histórico por la paupérrima recaudación (la menor desde 1998). 

Más arriesgada fue la apuesta de Universal. La major americana decidió que no quería tirar a la basura los millones de dólares invertidos en la promoción de Trolls 2 y mantuvo la fecha de estreno —10 de abril— y hacerlo en streaming. ¿El resultado? Según un informe de The Wall Street Journal, la película, lanzada a un precio de 19,99 dólares por 48 horas de alquiler, recaudó en Estados Unidos cerca de cien millones de dólares en tres semanas. Una cifra mayor a la que la película original consiguió tras cinco meses en salas. 

Universal ha hecho un negocio redondo al ganar mucho más que si la hubiera estrenado en cines. La razón: en streaming, el productor recibe el 70% de las ventas, mientras que en salas obtiene, como mucho, un 50%. Según cálculos de la web Indiewire, Trolls 2 necesitaría vender 32 millones de entradas para ser rentable, pero en su comercialización online le bastaría con diez millones de clientes premium

La parte menos positiva de esta apuesta es la dura contestación de las salas de cine, muchas de las cuales han pactado rechazar la exhibición de películas de Universal cuando reabran. La carta terminaba con una frase contundente: «No es una amenaza falsa ni poco meditada». En fin, una venganza servida en frío.

En España la sangre no ha llegado al río porque los títulos estrenados en plataformas no suponen un grave daño a la taquilla. En nuestro país hubo distribuidoras que se movieron con mucha rapidez. Fue el caso de A contracorriente Films que, en un tiempo récord, lanzó una sala de cine virtual donde estrenaron algunos de los títulos que tenían previstos para esas semanas de marzo y abril. Se trataba de películas pequeñas, cine de autor, documentales o premios de festivales alternativos. Un puñado de títulos bien seleccionados pero que no constituyen un peligro para los dueños de las salas. Algunas distribuidoras aprovecharon también las plataformas digitales para dar salida a algunas cintas que no podrán competir con otras más importantes que se estrenen cuando vuelvan a abrirse los cines, porque claramente los grandes lanzamientos están esperando el final de la pandemia

En cualquier caso, estos cambios no solamente han afectado a la exhibición. La mayoría de los premios cinematográficos han modificado sus requisitos para aceptar películas que, por esta alerta, se hayan estrenado en streaming. El caso más llamativo es el de los Óscar. La Academia de Hollywood emitió un comunicado en el que, después de defender que «no hay mejor manera de experimentar la magia de las películas que verlas en un cine», permitía a las estrenadas online optar a los famosos premios. «Reconocemos la importancia de que su trabajo se vea y se aplauda, especialmente ahora, cuando las audiencias aprecian las películas más que nunca», declaraba la Academia en este comunicado sin duda histórico… como los tiempos que corren.