Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

De Sofía Coppola a Mike Leigh ¿Qué hacer con la psicología?

Texto Jorge Collar

Algunos directores apuestan por un tipo de cine que deja al espectador un amplio margen de interpretación


Con cierta frecuencia, los cineastas exponen su decisión de “ignorar la psicología”. Eso supone abstenerse de dar explicaciones sobre el comportamiento de los personajes de sus películas. Ante  el temor de ser demasiado explícitos en la descripción de situaciones y comportamientos, y caer en cierto didactismo, apuestan por  confiar en la inteligencia del público: los más perspicaces comprenderán las intenciones del “autor” y, por otra parte, esta comprensión produce la satisfacción intelectual de ser considerados inteligentes. Recientemente, uno de los representantes del joven cine alemán, Christoph Hochhäusler, presentaba en su película Unter dir die Stadt a un director de banco que enviaba a un ejecutivo a un país peligroso para que la esposa del ejecutivo se convirtiera en su amante. La alusión al Rey David y Betsabé era buscada, y una parte de la crítica la puso de relieve, pero lo cierto es que esa alusión aparecía  en el dossier de prensa de la película y que  muy pocos serían los espectadores que relacionaran las peripecias de la película con el episodio bíblico.

Dos películas recientes, de autores reconocidos, pueden ilustrar las actitudes respecto a la utilización de la psicología: Sofia Coppola en Somewhere, Oso de Oro en el ultimo Festival de Berlín y Mike Leigh, Gran Premio del Jurado en Cannes, por Another Year.

La hija del autor de Apocalypse Now se ha impuesto con obras estimables y su prestigio es hoy real. En su última película cuenta unas semanas de la vida de un actor de Hollywood, Johnny Marco (Stephen Dorff). Entre aventuras fugaces y fiestas animadas con mucho alcohol, su envergadura humana es más bien limitada. Hay gran economía de diálogos que podrían explicar las situaciones, pero cuando el aburrimiento está a punto de apoderarse del espectador, se descubre que Marco tiene una hija, Cleo (Elle Fanning), de 13 años, que su ex-esposa le envía para que cuide de ella unos días. Igual que sucedía en las primeras imágenes de la película, Johnny vuelve a dar vueltas con su Ferrari, pero en la última escena el actor deja su coche y comienza a marchar a pie sobre la carretera. 

Naturalmente, la película habla de un vacío existencial; nada de lo que hace Johnny Marco tiene un sentido, salvo su misión de padre, que tampoco dura demasiado. ¿Va a cambiar de actitud? ¿La última imagen tiene un valor simbólico? Seguramente sí, pero será cada espectador quien termine la película.

Mike Leigh participaba por cuarta vez en Cannes –donde en 1997 había ganado la Palma de Oro por Secrets and Lies– con una película escandalosamente olvidada a la hora de los premios. En todo caso Another Year representa una forma eminente de su estilo: la descripción realista de seres humanos enfrentados a los problemas esenciales de la existencia: la busca de la felicidad, su logro o su frustración más o menos dolorosa. Todos los personajes giran en torno a una sólida pareja de una cierta edad: Gerri (Ruth Sheen), consejera psicológica, casada con Tom (Jim Broadbent), geólogo. Su hijo Joe (Olivier Maltman), tarda en decidirse, pero encontrará finalmente la mujer de su vida. Al lado de estos personajes equilibrados, otros vienen en busca de consuelo y ayuda, porque la amistad, como el amor que edifica la familia, son los ejes del mundo de Mike Leigh. Mary (Lesley Manville), camarada de trabajo de Gerri, colecciona los fracasos amorosos y tiene tendencia a beber. Un amigo de infancia de Tom, Ken (Peter Wight), eterno soltero, se interesa por Mary, pero ella no soporta el cortejo discreto que él hace. 

Mike Leigh trabaja con presupuestos limitados. El valor psicológico es excepcional gracias a la compenetración con los actores. Su cine reproduce una realidad viva de una gran justeza de tono que no tiene nada de demostrativo pero que muestra los caminos que conducen a la felicidad, aunque no todos acierten a encontrarlos.