Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

La nueva aventura del Titanic

Texto Jorge Collar

James Cameron “reedita” en versión remasterizada y en 3D el naufragio más famoso de la historia del cine. 


Un siglo después del comienzo del viaje de inauguración, y quince después de la representación cinematográfica de su naufragio, el Titanic de James Cameron parte hacia una nueva aventura: el retorno a los cines en versión remasterizada en 3D. La transformación, como todo el trabajo de Cameron, está marcada por el gigantismo. Han hecho falta 18 millones de dólares y 60 semanas de esfuerzo para ofrecer las imágenes en tres dimensiones de lo que fue el mayor éxito de taquilla de todos los tiempos hasta ser destronado por Avatar, también de Cameron

Jon Landau, productor de la película, ha recorrido Europa para mostrar las nuevas imágenes 3D y desvelar los medios técnicos empleados: fotografías de cada imagen en planos diferentes para obtener la profundidad del campo, y el efecto de relieve gracias a manipulaciones inaccesibles al profano. Solo queda comprobar el resultado: imágenes de una belleza renovada y de un realismo sobrecogedor. Al escuchar a Landau y a Cameron se comprende que el relieve en Titanic era más que un desafío técnico, se trataba de probar una verdadera adaptación a 3D, cuando tantas sin rigor solo buscan mejorar los resultados comerciales.  

Pero hay aún otra razón. James Cameron, acérrimo defensor de los cines, ha realizado sus películas para que se proyecten en grandes pantallas. Los DVD no podrán dar nunca la sensación que Titanic produce en los espectadores de un cine. Cameron tiene además en cuenta la generación que no ha visto su película en el cine y que podrá descubrirla por primera vez.

Es cierto que su película constituye una página importante de la historia del cine. Imposible olvidar las críticas y las catástrofes –verdaderas– que habían acompañado el rodaje. Los hechos probaban que Cameron no era un visionario cuando hacía subir los resultados de taquilla en todo el mundo con una obra que reunía la perfección técnica y estética. 

Arquetipo del “filme catástrofe”, Cameron sabía que Titanic no podía defraudar en el terreno espectacular, pero siempre consideró que el naufragio debía contarse a través de un relato emocionante. Lo hacía con una historia de amor romántico en la más pura tradición del cine popular, explotando la vena sensible de las clases sociales. Conviene recordar que de las 1.522 víctimas (de los 2.257 pasajeros), la mayoría pertenecía a las clases populares que viajaban en el fondo del navío. Por eso su historia es la crónica del amor apasionado entre Rose (Kate Winslet), una joven destinada a un matrimonio sin amor, y un pintor pobre y bohemio, Jack (Leonardo DiCaprio). El equipo de investigaciones submarinas de Brock Lovett (Bill Paxton) inspeccionaba el Titanic sumergido en busca de un collar de gran valor, pero solo encontraba el dibujo de un desnudo femenino con ese collar. La imagen pasa a la televisión y es Rose (con 102 años) la que contaba su historia. 

El cine posee un lado mágico, la cosa es evidente cuando Cameron filma los auténticos restos del navío, y, a renglón seguido, remonta la maquina del tiempo para ofrecer los fabulosos decorados de la película. La catástrofe llega después de casi dos horas de proyección, con sus detalles rigurosamente históricos, fruto de las investigaciones de Ken Marshall y Don Linch, grandes especialistas del naufragio. No se puede olvidar la nostalgia; a la de hace quince años se une ahora la de considerar que Leonardo DiCaprio y Kate Winslet tenían entonces 23 y 22 años.

La dimensión moral de la película desborda la historia de un naufragio que desbarataba la idea del progreso indefinido del hombre puesto al servicio de su orgullo. Viendo de nuevo la película se comprende que se trata de restablecer un orden en los valores, una nueva dimensión, que va más allá de las 3D. Es preciso atender a James Cameron cuando afirma que “Titanic no es solamente un cuento moral, un mito, una parábola, una metáfora sobre los males de la humanidad. Es también una historia de coraje, de sacrificio y sobre todo, de amor”.


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