Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Una mirada desde el otro lado de la existencia

Texto Eduardo Terrasa

La edición en un solo volumen de todos los cuentos de Isak Dinesen es la ocasión perfecta para acercarse a un mundo que merece la pena conocer.


La Editorial Alfaguara ha publicado en un volumen los Cuentos Reunidos de Isak Dinesen. Poder repasar todos sus relatos de un tirón permite hacerse cargo del peculiar mundo literario de esta genial escritora danesa. Un mundo poblado de personajes inverosímiles y a la vez terriblemente reales. Cada uno de ellos está dotado de una intensidad sobrenatural: cada palabra que pronuncian es como una sentencia que proviene de una extraña sabiduría, cada acontecimiento es un golpe del destino, cada acción es la expresión de una originalidad imprevisible. Por eso, la lectura de sus relatos requiere un esfuerzo de atención especial, y reclaman tiempo para ser digeridos. El lector, entre asombrado y perplejo, va avanzando por esa galería de personalidades con la sensación de que está aprendiendo algo completamente distinto a lo que ha visto hasta ahora, pero sin acertar a distinguir dónde le conduce esa inquietante galería.

La admiración que esta escritora despertó en tantos genios –como Orson Welles, Truman Capote, E.E. Cummings, Steinbeck, McCullers o Arthur Miller– siempre se formulaba en los mismos términos: ¿cómo es capaz de crear esos personajes y esas situaciones?, ¿de dónde saca la inspiración para elaborar esas historias esenciales, como perfumes concentrados y exóticos? Pero tanta admiración generó también una sospecha en lectores más críticos: esa sensación que crean sus cuentos ¿no será sólo un artificio efectista?, esa sabiduría deslumbrante ¿no esconderá en el fondo un vacío?

Las dudas que esta singular escritora puede despertar en el lector fascinado se resuelven si se tienen en cuenta las coordenadas de su pensamiento. Por un lado, nos encontramos con su peculiar manera de entender el mundo de las apariencias. Para ella, en la apariencia se encuentra todo el ser de la realidad: las cosas son lo que parecen. Pero las apariencias resultan cambiantes, muchas veces engañosas, y pueden interpretarse de manera más o menos superficial. Dinesen captaba de una manera perspicaz ese juego de las apariencias, y procuraba desentrañar la verdad que –a la vez– mostraban y escondían. De ahí que sus relatos estén llenos de luces y de sombras, que cada personaje esconda una parte insospechada de su personalidad y que sólo la deje entrever al final del relato. Por eso, Dinesen no era una existencialista desengañada, sino una existencialista con contenido (casi podríamos afirmar que con trascendencia), porque el misterio de sus historias apuntaba más allá de la propia historia. Tal vez por esto cautivó tanto a Hannah Arendt.

Por otra parte, su manera de valorar las apariencias, reconociendo a la vez el peligro que encierran, le llevó a tratar sus historias como un campo de batalla entre verdaderas y falsas apariencias. De ahí el dramatismo intenso y contenido de sus relatos: en todos está en juego algo terriblemente valioso. Las historias avanzan inexorables, movidas por fuerzas misteriosas, donde los personajes –confusos, temerosos, empujados por los acontecimientos– terminan por realizar y expresar el fondo de su personalidad, vislumbrando de alguna manera el sentido de sus existencias. Y en las historias de Dinesen, nunca es demasiado tarde para conseguir esto. Eso tan valioso que se encuentra en peligro en sus relatos es precisamente la verdad de cada personaje, y el lector presencia la lucha tenaz con que cada uno de ellos busca su salvación.

Dinesen, educada en un cristianismo puritano, nórdico y, en gran parte, mal asimilado, ofrece una visión de la vida profunda y tensa a la vez; bucea por los rincones del alma humana, pero los ilumina con una luz excesiva que remarca los claros y las sombras, y que elimina los matices. El ser humano que contempla esta autora resulta conmovedor en su pugna entre las bajezas y las grandezas de su vida. Y en cada página nos espera una sorpresa que abre una puerta a una región inexplorada, bastante inhóspita, pero que nos permite corregir y enriquecer la mirada con la que contemplamos nuestra existencia cotidiana. El mundo de Dinesen es un mundo que merece la pena visitar y recorrer, aunque nunca nos sentiríamos tentados a vivir en él.