Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Apertura a la verdad y reflexión

Isabel María León [Fia 87 Teo 11 PhD Teo 15]. Profesora de la Facultad y antigua alumna.


¿Ha cambiado mucho la Facultad desde que entró como alumna hasta hoy, que es investigadora y profesora?
Ha crecido y ha madurado. Ha incorporado la huella del buen hacer de los maestros que la pusieron en marcha. Además, se ha beneficiado de los avances técnicos, y eso aporta instrumentos muy útiles para la docencia y para la investigación. La Biblioteca, por su parte, ha ido adquiriendo en el área de Teología un considerable fondo bibliográfico que supone un material de extraordinaria relevancia para el estudio y la formación de investigadores. Otro rasgo destacable es su progresiva internacionalización: el curso pasado tuve alumnos de veinticuatro países distintos, procedentes de cuatro continentes. Este factor constituye un reto y una experiencia única; permite palpar el tesoro de la catolicidad de la Iglesia y representa una riqueza que beneficia mucho el trabajo teológico.

¿Qué características tienen en común los antiguos alumnos de Teología de esta Universidad?

Me gustaría que se caracterizaran por el rigor en su trabajo teológico, el deseo de servir a la Iglesia y la apertura de mente y corazón. El hecho de que la Facultad pertenezca a una Universidad multidisciplinar fomenta el espíritu de apertura a la verdad, reflexión y libre discusión. Por otra parte, el misterio de Dios es una fuente constantemente renovada de verdad, belleza y bondad, que impide el conformismo y que invita a la audacia intelectual. 

¿Por qué eligió la Universidad de Navarra?
Deseaba estudiar a la vez Filosofía y Teología: el hecho de poder compatibilizar ambas en la misma universidad fue decisivo. 

¿Qué aporta la Facultad al resto de centros del campus?
Una facultad de Teología —y de otro modo, la de Filosofía— es clave para adquirir una perspectiva sapiencial. Un científico puede ser experto en las materias de su especialidad, pero antes que nada es una persona: necesita saber quién es y para qué vive, se plantea las grandes cuestiones del bien y el mal, la libertad, la justicia, el sentido de su trabajo... La respuesta a los interrogantes más importantes no la dan las ciencias particulares, se requiere dar un paso hacia las ciencias sapienciales. La Teología tiene, además, la ventaja de contar con la luz de la fe, con la que se puede conocer la realidad mejor y más a fondo. 

¿Qué nuevos retos afronta la Facultad de Teología?
Lo que voy a decir no es exactamente nuevo, pero posee una vigencia urgente y apasionante. Como han reiterado los últimos Papas, el gran reto que tiene hoy la Iglesia es caminar por los senderos que abrió el Concilio Vaticano II. La nueva evangelización requiere un diálogo inteligente y profundo con las culturas actuales, y el hecho de que la Facultad de Teología forme parte de la comunidad universitaria facilita cauces para establecer esa comunicación. La Teología puede enriquecer ese diálogo con el tesoro de Cristo: solo a la luz de Cristo es posible comprender el misterio de la persona humana, y del conjunto de la naturaleza y de la historia.