julio - septiembre 2017
En conclusión
La reputación de la universidad no es una meta, sino una consecuencia de haber mejorado la realidad de la institución.
Los estudiantes acuden a la educación superior con una expectativa fundamental: recibir una buena formación académica.
La calidad de la docencia puede medirse gracias a indicadores objetivos (créditos aprobados, años de duración de los estudios...). Pero conviene identificar también indicadores que reflejen la experiencia de los estudiantes: cómo valoran su paso por la universidad y si se han cumplido sus expectativas.
Una experiencia satisfactoria es probable que se traduzca en un antiguo alumno vinculado con su universidad, que la recomiende y quiera contribuir a su misión.
La perla
«Para crear un aprendizaje centrado en el estudiante se necesita mayor calidad y cantidad en el engagement con los estudiantes»
Jack Hampton, presidente de la students’ union de la universidad de oxford
La perspectiva del estudiante
La calidad educativa coincide como característica más importante para configurar la reputación de una universidad en futuros, actuales y antiguos alumnos.
Las otras características que consideran relevantes son la empleabilidad y networking, la experiencia internacional, la seguridad, la reputación y la docencia innovadora.