Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

La tragedia de Port Said


Una pelea entre fans de los equipos de Al Ahli (El Cairo) y Al Masry (Port Said) en el campo de fútbol de Port Said el 2 de febrero causó la muerte de 74 personas. Los hechos sucedieron ante la indiferencia de las fuerzas de seguridad, que sólo intervinieron pasada media hora desde el inicio de los disturbios. 

El gobernador de Port Said, Mohammed Abdullah, dimitió y los jefes de seguridad y de investigación policial fueron suspendidos de sus cargos, pero aún ninguna fuente oficial ha aclarado qué sucedió aquella noche. Testigos presenciales aseguraron a los medios que, a pesar de que el partido se preveía problemático, había menos policía antidisturbios de lo normal y, a diferencia de la mayoría de ocasiones, la policía no registró a ningún hincha a la entrada del estadio. Cuando los supuestos seguidores de Al Masry saltaron al campo al final del partido con la intención de agredir a jugadores e hinchas de Al Ahly, la policía se mantuvo inmóvil, y cuando el público trató de escapar por las diversas entradas al estadio, se encontraron las puertas cerradas. Muchos de ellos murieron asfixiados en medio de la avalancha. Por su parte, fans de Al Masry declararon que nunca habían visto en el campo a muchos de los supuestos seguidores de Al Masry que provocaron las peleas.

Diferentes agrupaciones de activistas, entre ellas el Movimiento 6 de Abril, culparon a la Junta Militar y al Ministerio de Interior de permitir e incluso de “instigar” los disturbios. Según argumentan, los ultras de Al Ahly siempre estuvieron al lado de los manifestantes de Tahrir, incluso en la famosa “batalla de los camellos” sucedida durante la Revolución, de la cual se cumplía justo un año en el día de los trágicos acontecimientos en Port Said. 

Miles de manifestantes egipcios volvieron a echarse a las calles en las principales ciudades del país para protestar contra el gobierno, a quien consideraban culpable de lo ocurrido. En El Cairo, marcharon hasta el Ministerio de Interior, donde el enfrentamiento con la policía duró varios días y se extendió a las calles aledañas a la plaza Tahrir. Las pistolas de perdigones y el gas lacrimógeno dejaron 15 muertos en todo Egipto. Al igual que su antecesor, el ministro de Interior, Mohammed Ibrahim, declaró que no hubo disparos. 

El 15 de febrero, el nuevo presidente de la Asociación Egipcia de Fútbol, Anwar Saleh, anunció que la liga se reanudaría en cuanto terminasen las investigaciones pero los partidos se celebrarían sin público, y que este sólo volvería a los campos gradualmente cuando se restableciese la seguridad.