Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Un día para la historia


El 25 de octubre de 1960 fue un día señalado en la historia de la Universidad de Navarra y de la propia Pamplona. La colocación de la primera piedra en el soto del Sadar, que se describe en estas páginas, se celebró tras el acto de inauguración del curso 1960/61 en un salón contiguo a la Catedral (el mismo que hoy acoge el Museo Diocesano). En aquel acto se hizo oficial que el hasta entonces Estudio General de Navarra había sido erigido por la Santa Sede como Universidad. Se cumplía un viejo sueño de Navarra, y la ciudad celebró solemnemente el acontecimiento. Un centenar de autoridades políticas, civiles y religiosas de toda España se dio cita aquel 25 de octubre en Pamplona.
A las 20.00 horas se celebró en el Ayuntamiento de la ciudad la amistosa y distendida ceremonia en la que el alcalde de Pamplona, Miguel Javier Urmeneta, entregó al fundador de la Universidad el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad. El fundador del Opus Dei declaró instantes después: “Queremos hacer de Navarra un foco cultural de primer orden al servicio de nuestra Madre la Iglesia; queremos que aquí se formen hombres doctos con sentido cristiano de la vida; queremos que en este ambiente propicio para la reflexión serena, se cultive la ciencia enraizada en los más sólidos principios y que su luz se proyecte por todos los caminos del saber”. Mientras, en la Plaza Consistorial se había reunido un gentío de alumnos, profesores, numerosísimos miembros de la Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra de toda España y ciudadanos navarros que esperaban ver y agasajar a San Josemaría.