
Cadena original: Disney Plus (9 episodios de 50 minutos, emisión semanal)
Año de emisión: 2025
Dónde ver: Disney Plus (España)
Creador: Dario Scardapane, Matt Corman y Chris Ord
Si hay un superhéroe definido por la caída y el resurgir, ese es Daredevil. Desde los tejados de Hell's Kitchen encarna al héroe trágico por excelencia: una suerte de Sísifo de traje rojo y máscara con cuernitos que una y otra vez termina machacado, extenuado, al borde del colapso. Pero fiel a sus códigos morales («¡No matarás!») y a ese redentor consejo paternal de «Siempre nos levantamos». La propia naturaleza del arte del cómic ha avalado que sus personajes se alcen y resurjan más veces de las que se pueden contar y la televisión ha decidido seguir el patrón. Ahora, con Daredevil: Born Again, el justiciero ciego de Marvel materializa un revival con los mismos actores enfrentándose a nuevos dilemas y aventuras, esta vez al abrigo de Disney+. Pero, ay, tras catar los dos primeros episodios parece un renacimiento más titubeante que glorioso.
La calidad televisiva de las historias de Matt Murdock ya tuvo sus oscilaciones durante su primera época en Netflix (2015-2018). A una temporada inicial excelente le siguió una segunda plúmbea, que dejó de brillar tras la espectacular aparición de The Punisher. Y una tercera que, a pesar de la congestión dramática, recuperó algo de vuelo en su batalla contra el psicópata de Bullseye y las maniobras de Fisk contra la identidad real del superhéroe. En sus mejores momentos, como en los ya legendarios planos-secuencia de cada temporada, aquella entente de Marvel y Netflix ofrecía una propuesta cruda, adulta, con una fisicidad brutal en sus peleas y un protagonista atormentado que sudaba cada golpe. Todo apunta a que Born Again promete seguir esa senda, pero los dos primeros episodios dejan más dudas que certezas.
Para empezar, la violencia sigue ahí. Disney+ no ha censurado los puñetazos, las fracturas ni las secuencias de acción infartadas que convirtieron a Daredevil en el superhéroe más sensorial de la ficción televisiva reciente. Si acaso, el mayor cambio tiene que ver con un énfasis audiovisual en las consecuencias inmediatas del caos guerrero. Y, aunque todo parezca igual, hay un algo descafeinado. Las escenas son intensas, sí, pero la atmósfera sabe más dispersa. Se ha mermado esa sensación de urgencia, ese nervio callejero que hacía que cada pelea se percibiera como una cuestión de vida o muerte. Como si la serie quisiera mantener la brutalidad sin acabar de ensuciarse las manos.
Con todo, el mayor problema, al menos en este arranque, radica en el tono. Born Again duda entre ejercer como secuela espiritual de la versión de Netflix o postularse como una reinvención más acorde con el actual esquema del transmediático Universo Marvel. No es solo una cuestión de estética o de ritmo —más pausado, menos frenético que antes—, sino de identidad. Matt Murdock conserva su pose de personaje torturado, pero se echan en falta un puñado de personajes (ojo a esos primeros quince minutos) que aportaban su sabor en viajes anteriores. Parece que la serie quisiera reiniciar el tablero, pero no sabe exactamente qué piezas jugar para que la partida marche.
Wilson Fisk (el siempre inquietante Vincent D’Onofrio) mantiene su presencia imponente, aunque, como la propia serie reconoce explícitamente, también más delgado. Se puede entender como una obligación de su presencia mediática: Fisk quiere lavar su imagen y jugar en la arena política, lo que abre un arco interesante sobre el poder y la corrupción, sin disimular demasiado las alusiones a Trump. También da la impresión de que uno de los temas de fondo de esta nueva propuesta atañe a la discusión sobre los límites de la justicia y la pertinencia de que la propia sociedad (encarnada en un justiciero) se defienda allá donde el monopolio legítimo de la violencia fracasa.
Se antojan asuntos sabrosos, sin duda, pero, de nuevo, la serie todavía no ha encontrado el equilibrio entre sus ambiciones y su ejecución. Es este un Daredevil que aún no se ha puesto en pie del todo. Born Again quiere recuperar el espíritu de los mejores momentos de su predecesora, pero aún no alcanza esa contundencia, ese golpe seco que nos haga sentir que este regreso es necesario. Quizá en los próximos episodios la serie encuentre su propia voz. De momento, Matt Murdock sigue a tientas en la oscuridad, tratando de hacer las paces consigo mismo.