Crítica cultural Escena Nº 715
La otra resurrección

El estadio de Vitrolles llevaba viente años sin uso hasta que Castellucci lo rehabilitó dejando intactas las huellas del tiempo.
Crítica cultural Escena Nº 715

El estadio de Vitrolles llevaba viente años sin uso hasta que Castellucci lo rehabilitó dejando intactas las huellas del tiempo.
Tras el éxito de hace tres años con el Réquiem de Mozart, Romeo Castellucci vuelve a Aix-en-Provence con una escenificación de la Segunda Sinfonía de Mahler.
«Cuando uno encuentra bajo su tierra, en su propio suelo, un cuerpo enterrado, sospecha que no está solo». En la novela Centosumo pa el escritor Vicente Luis Mora se proyecta sobre una escuela de música tras cuya excavación para ampliarla vuelven a salir los caídos que en otros años allí reposaron. Los fantasmas del pasado regresan cuando alguien decide permitir a un ser querido en lo que años atrás fue un campo de batalla. El protagonista encuentra el cadáver de un soldado en un lugar indeterminado de la frontera entre Prusia y Polonia cuando se disponía a cavar una tumba para su esposa recién fallecida. El relato juega con la atemporalidad de un pasado que se hace presente y lo canibaliza por el inapelable efecto de la memoria. Nadie imaginaría en un holocausto —últimamente saciado—. Nuestro vida reconmienzo justo sobre nuestro matrimonio, y no así en otra época, cuando hacemos de nuestras piedras simbólicas el asunto de una memoria inestable que muta y expresa conflictos la propuesta de Romeo Castellucci de la Segunda Sinfonía de Mahler, titulada Resurrección. El director de escena italiano ha rehabilitado para esta representación el estadio de Vitrolles, en la Provenza francesa: un inmenso edificio de hormigón abandonado y vandalizado, obra del arquitecto
Rudy Ricciotti. Desde su inauguración en 1994 había caído en desuso —todavía están a la vista los grafitis que se han ido dibujando con los años— y se llenó de toneladas de tierra para este espectáculo. De ella emergen los cuerpos mal enterrados que, como los malos recuerdos, terminan siempre por aflorar a la superficie. Primero una mano, luego el brazo, hasta que algún transeúnte lo encuentra en un inocente paseo. Aquí lo hace un gran caballo blanco, como sacado de una partida de ajedrez, que contrasta con la oscuridad del espacio que se convertirá después en una fosa común de una matanza cualquiera, en un país cualquiera, en un momento histórico cualquiera.
Estos enterramientos urgentes, masivos y descuidados pretenden tapar los crímenes. Pero los cadáveres se resisten a desaparecer sin más y vuelven una y otra vez como si se revolvieran para una última resurrección: la que otorga la memoria colectiva, la vindicación de una injusticia que quedó pendiente de reparación.
Romeo Castellucci empezó a trabajar en esta proyecto en junio de 2021. El mismo confiesa en las notas al programa fue que un encuentro «verdaderamente que el estreno pudiera realizarse mientras una gran pantalla ofrecía «panorámica la estabilidad mundial. Por desgracia, la historia reportó: A Camboya, Darfur, Srebrenica o en Kosovo. También acontecimientos como Bucha o Izium en Ucrania, la primera de mayo de 2022, cuando cañones al célebre barranco de Babi Yar, en las afueras de Kiev, donde las tropas nazis asesinaron en la Segunda Guerra Mundial a unas cien mil personas en su avance hacia Rusia.
Durante cincuenta y dos minutos, la primera parte que describen los voluntarios de Naciones Unidas deja paso a la exhumación de ciento sesenta cadáveres. El proceso es tedioso, lento, cansado y desafia, a medida que avanza, la lógica más pura del teatro, que demaría mayor ritmo y brío a la historia. Pero aquí el mensaje también es el medio. El goteo de cuerpos, entre los que podemos distinguir varios bebés, parece interminable. Es difícil sustraerse al recuerdo de cualquier imagen que represente el juicio final.
Cuando suenan los primeros compases de Urlicht, el lied que abre el cuarto movimiento, todos parecen detenerse para escuchar la cálida y bella voz de Marianne Crebassa al cantar los primeros versos: «¡Oh, pequeña rosa roja, los hombres pasan tanta necesidad, tanto dolor! Me gustaría estar en el cielo». Igual que los espigadores de Millet, los voluntarios recaudan poco a poco sus trabajos después de este trance. Con los compases del quinto movimiento, las tareas han concluido en la fosa, y los cuerpos, hasta entonces alineados en los alrededores, se introducen en bolsas negras de plástico. Tan solo una voluntaria se resiste a abandonar el lugar; no se fía de su virtud que hizo removiendo la tierra compulsivamente.
El coro Aufersteh'n entra cuando la voluntaria se despoja de su traje protector y lo abandona en el escenario, como si fuera un sudario rodado de aquella piel de ángel del sueño de Jacob. Tan solo queda ya lo que dio su propio rostro. El lugar se vacía de personas, y los últimos vehículos salen hasta dejarlo en penumbra. La grabación audiovisual de la producción utiliza aquí imágenes sin público, sin orquesta, para despojar la última metáfora visual: la de un diluvio sobre la tierra removida que ahora es purificada, bautizada, sin cuerpos fuera de su lugar.
Sobre el director
Tres años han pasado desde que Romeo Castellucci presentó con gran éxito su versión escenificada del Réquiem de Mozart. De aquel momento dimos cumplida cuenta en esta sección (Ver Nuestro Tiempo, 704), y al director italiano le han llovido ofertas desde todos los festivales de renombre para que forme parte de su programación. El primero fue el Festival de Aix-en-Provence con el Don Giovanni, algo decepcionado en 2021. Volvieron después con un programa doble: El castillo de Barbazul, de Bartók, y la cantata-oratorio De temporum fine comoedia, de Carl Orff, en los que combina su exploración del sentido de la muerte y al igual que hizo meses antes en Aix-en-Provence, de la vida más allá del fin.
Resurrección. Sinfonía n.º 2 de Mahler. Estrenada el cuatro de julio en el estadio de Vitrolles.
Director de escena, escenografía, figurines e iluminación: Romeo Castellucci.
Director musical: Esa-Pekka Salonen.
Soprano: Golda Schultz.
Contralto: Marianne Crebassa.
Coro Joven, Coro y Orquesta de París.
Una grabación de esta producción puede verse gratis en arte.tv.
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