Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 719

Viviendo en la inmensidad

Texto y fotografías Laura Pacheco [Arq 10]

Becada por el Gobierno de Navarra, Laura Pacheco [Arq 10] decidió viajar a Los Ángeles para dedicarse profesionalmente a su vocación y pasión: la arquitectura.


Los Ángeles [Estados Unidos]. Todo empezó en noviembre de 2011, dos meses después de entregar el proyecto final de carrera. Animada por la primera convocatoria de Becas Navarra para prácticas internacionales empecé el rastreo por EE.UU., Noruega y Suiza. Contacté con el estudio wHY Architecture afincado en Los Ángeles y, después de una entrevista vía skype y varias negociaciones, me ofertaron unas prácticas en su oficina.

Mi elección de Los Ángeles fue totalmente fortuita. Me interesaba Estados Unidos, pero nunca imaginé trabajar como arquitecta en la ciudad del séptimo arte, totalmente desconocida para mí en el ámbito de la arquitectura contemporánea.

Aterricé el 28 de abril de 2012 sin otra pretensión que sobrevivir a la aventura. Me encontré una urbe tan infinita como el Océano Pacífico. El día anterior a mi llegada había contactado con algunas personas y tuve la suerte de verme rodeada de buena gente desde el comienzo, que ahora son amigos. Me alojé en dos casas ajenas durante la primera quincena, el tiempo que me costó encontrar la mía propia. 

Más tarde llegaría el, y no menos importante, coche. El automóvil es el espacio vital para un angelino, una idea, es una prolongación de su casa, donde pasa al menos una hora al día y donde se llegan a almacenar objetos de todo tipo (ropa, calzado, provisiones de comida preparada...). En cuestión de un mes, ya me había hecho con la ciudad.

Los Ángeles es sinónimo de espacio. El paisaje está compuesto por grandes barrios residenciales de unifamiliares y edificios de apartamentos de dos o tres alturas, salpicados por varios centros financieros con torres y rascacielos que se desmarcan del resto. Es un territorio mayormente horizontal que colinda al norte con las colinas de Bel-Air, Hollywood Hills o Beverly Hills. desde las que, en un día claro, se divisa el mar. Uno de mis lugares preferidos es el Griffith Observatory, un planetario de la década de 1930 donde se filmó parte de los exteriores de Rebelde sin causa. Desde allí se tiene una vista panorámica privilegiada de la alfombra urbana extendida a tus pies. También se divisan las famosas letras de Hollywood que dan nombre a la meca del cine.

Los Angeles way of life. Personalmente, me he relacionado sobre todo con americanos procedentes de mi círculo de de trabajo, amigos de amigos, compañeros de piso... O japoneses, como mi jefe. Siempre he tenido un interés especial por la cultura nipona y vivir en dicho país en 2010 acentuó esta afinidad. Desde el principio quise sumergirme mejor en la cultura estadounidense, aunque a veces es imposible.

Es muy frecuente encontrarte a productores, actores, técnicos de sonido-luz, periodistas, guionistas, músicos, fotógrafos o bailarines entre tus amigos y vecinos. Ser freelance es una ocupación muy arraigada allí, ya que sirve para cualquier ámbito, sobre todo el artístico. Encaja totalmente con su naturaleza americana: el espíritu de seguridad en uno mismo, el individualismo y el emprendimiento.  Creen en ello, saben promocionarse, convencen a los demás, y obtienen resultados. 

Vida en la ciudad. Mi vida en la ciudad ha sido intensa, dominada por un trabajo que ocupaba la mayor parte de mi tiempo pero el restante, dedicado al ocio, también ha sido siempre intenso. Como en toda gran ciudad, he descubierto que se vive más rápido, cada minuto cuenta para organizar tu agenda y poder realizar muchas actividades. En muchas ocasiones los desplazamientos son largos, pero son de agradecer sus zonas de esparcimiento. Los fines de semana lo que más le gusta hacer a los angelinos es enfundarse su ropa deportiva, aunque eso sí, de punta en blanco y después de un contundente brunch. Es decir desayuno tardío, que se junta con la comida y es ideal para romper con la rutina semanal, mientras se pasea por el parque con el siempre presente buen tiempo, hacer algún deporte o senderismo, muy de moda entre todos. 

Visitar los Farmer’s Markets, o mercadillos de agricultores, son una obligación en la agenda del fin de semana. En ellos se venden productos locales y orgánicos y son comunes en todos los barrios. El más conocido es el de Hollywood, donde puedes encontrarte con cualquier famoso. Ya de la noche cuentas, por supuesto, con toda oferta en bares, clubs, teatros y conciertos, pero los dos planes anteriores te pueden satisfacer ¡más que nada en el mundo!

Why architecture. En el trabajo solo necesité un día para descubrir el ritmo que llevaban y lo dinámicos eran. Es una oficina con muchos proyectos, oportunidades y obligaciones así que la gente no perdía ni un minuto de su tiempo.

La jornada laboral, de ocho horas, se extiende por lo general a diez o más en algunos casos. Así que mejor adaptarse pronto a ese ritmo laboral, y ser tan efectiva como los demás. Siendo extranjera, recién licenciada y con un inglés no tan competente tenía que ganarme la consideración del resto de mis compañeros de la única forma posible: dando lo mejor de mí en el trabajo y aprendiendo lo antes posible las «miles» de herramientas y aplicaciones para trabajar... aunque sin duda la más importante de todas es la seguridad en uno mismo. 

El modo de trabajo en el estudio es muy rápido  y con continua relación entre todos los compañeros de Los Ángeles y también de la oficina de Nueva York. Con tres socios a la cabeza, ellos nombraban un  manager para cada proyecto. Este coordinador se servía de la ayuda de más compañeros para formar el equipo más adecuado a cada trabajo. Yo comencé trabajando en varios proyectos a la vez, aprendiendo de unos y otros, además de la demanda espontánea que pudiera surgir cada día. Más tarde fui ganando más responsabilidades y me asignaron otros trabajos más específicos y de más duración.

Tadao Ando. He trabajado en proyectos muy variados e interesantes, no solo en la ciudad sino por todo el país. Por ejemplo, en el Harvard Museum, el Art Institute of Chicago, o la ampliación del Tyler Museum of Art, sin olvidar concursos para una biblioteca pública de Sidney. Pero, sin duda, una de las mejores recompensas que he recibido ha sido poder trabajar con Tadao Ando, nacido en Osaka en 1941 y uno de los arquitectos más influyentes de la arquitectura contemporánea. De hecho, posee desde 1995 el Premio Pritzker, considerado el «Nobel» de la arquitectura. Con él colaboramos en la construcción de la Bell House, una vivienda unifamiliar en Malibú con galería de arte incorporada, y en el Clark Art Institute, un instituto de arte europeo y americano en Massachusetts.

En definitiva, mi estancia de prácticas en Estados Unidos, Los Ángeles y wHY Architecture ha sido un paso importante y decisivo en mi trayectoria, que apenas acaba de comenzar, como arquitecta y como persona. Me ha permitido descubrir, experimentar, vivir situaciones buenas y menos buenas, conocer y aprender de cada momento en el día. Se acaba la etapa de prácticas, pero empieza un futuro -espero- prometedor para el cual no me faltará ilusión y disposición para iniciar nuevos proyectos.