Revista cultural y de cuestiones actuales
Número 718

Un periodista de verdad

Texto Jesús Tanco [Com 78 PhD 90] es periodista y escritor, Fotografía Archivo Universidad de Navarra

El 27 de agosto, mes donde el Periodismo parece dormir, falleció José Antonio Vidal-Quadras. En 1984, después de veinticinco años de profesión, se había unido a la Facultad de Comunicación para transmitir a sus alumnos la pasión por este oficio. Durante más de dos décadas siguió en contacto con ellos.  Primero, a través de la conocida carta Desde Faustino, más tarde en las páginas de Nuestro Tiempo, donde había publicado su primer texto en 1964.


José Antonio Vidal-Quadras nació en Barcelona en 1931, hijo del pintor José María Vidal-Quadras y de Teresa Rosales. Su familia, originaria de Sitges, emigró a Santiago de Cuba, donde fundó una de las principales compañías mercantiles de la isla. A mediados del siglo xix retornaron a Barcelona y allí emprendieron un nuevo negocio: la Banca Vidal Quadras.

José Antonio estudió en el colegio de los capuchinos de Lecároz (Navarra), al que siempre se mantuvo vinculado mediante su asociación de antiguos alumnos. Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, más adelante estudió Periodismo en Madrid, oficio profesional que inició en Valladolid, donde fue redactor de Diario Regional.

En 1956 se unió a La Actualidad Española, un semanario ilustrado con reportajes de actualidad, política y cultura, donde fue uno de los primeros redactores (1956-1959). Entre 1960 y 1974 ocupó todos los cargos posibles (desde redactor jefe hasta director). De ahí pasó a Mundo Cristiano, en la que permaneció hasta 1983 como subdirector. Con humor decía: «Los cargos me persiguen, pero intento ser más rápido».

En 1984, el entonces decano, Carlos Soria, le ofreció incorporarse a la Facultad de Ciencias de la Información como profesor de Redacción Periodística, en la que volcó toda su experiencia profesional. Las siguientes dos décadas las dedicó a la docencia, aunque encontró tiempo para doctorarse con una tesis titulada José Ortiz-Echagüe: fotógrafo (1886-1890), que le dirigió Gonzalo Redondo.

En 2001, año de su jubilación, se le nombró profesor honorario de la Facultad. Este «paso a la reserva», no le impidió escribir numerosas obras, entre las que destaca el libro de los cincuenta años de la Universidad (con Esteban López-Escobar) o la biografía de su padre, José María Vidal-Quadras. Participó en la redacción de textos sobre el fundador de la Universidad, san Josemaría, y colaboró en varias publicaciones universitarias, como Nuestro Tiempo. En febrero de 1964 había firmado su primer artículo en esta cabecera —una crónica de la peregrinación de Pablo VI a Tierra Santa—. Pero fue años más tarde cuando se integró en el equipo de la revista  como autor de las secciones fijas  «Ecos del campus» (desde 1994) y «Álbum de fotos» (desde 1997), donde descubría rincones y personajes anónimos de la Universidad.

 

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