La primera
Presente continuo
La prisa nos acompaña a diario. Las listas de tareas pendientes y los plazos —marcados por otros o autoimpuestos— nos condicionan seguramente más de lo que desearíamos. Aunque los días y las semanas duran lo mismo de siempre, nos parece que se acortan y se comprimen. La unidad de medida temporal es el instante porque, en una hora, ¡suceden tantas cosas!; las películas se nos hacen largas y preferimos las series; los partidos de fútbol y las galas de Operación Triunfo duran demasiado y con los vídeos de «los mejores momentos» en YouTube tenemos suficiente. Así, la gestión del tiempo y su optimización se ha convertido en una de las ciencias más características del siglo XXI.
Si las prisas pasan de ser algo ocasional a convertirse en un compañero habitual de viaje, acabamos reduciendo nuestro día a superar obstáculos y, como los saltadores de vallas, miramos solo lo que tenemos delante en cada momento; con la vista fija en la siguiente novedad o dificultad, vivimos en presente continuo, ese tiempo verbal del inglés que describe acciones que están desarrollándose mientras se habla. Y podemos perder el contexto y la perspectiva: ¿qué carrera estoy corriendo?, ¿dónde voy?, ¿quiénes van conmigo en esta prueba de relevos?
Un antídoto contra esas prisas autodestructivas es festejar los momentos señalados —el cumpleaños, el aniversario de boda, la jubilación y tantos otros—, que nos ayudan a distinguir lo importante de lo secundario y a dar más peso a la brújula que al reloj.
Nuestro Tiempo llega a su número 700. Desde 1954 la revista ha tratado de responder a las demandas informativas y las inquietudes culturales de sus lectores. Con mayor o menor acierto, ha trabajado para hacer un periodismo de calidad, cocinado a fuego lento, para personas que prefieren los alimentos elaborados con paciencia a la comida rápida.
Pensamos que haber llegado hasta aquí es un motivo de alegría y de celebración. Por eso, uno de los artículos de este número recoge impresiones y recuerdos de varios colaboradores de la revista en distintas épocas. Por eso, los columnistas habituales de Nuestro Tiempo ofrecen en sus textos algo de perspectiva sobre lo que supone para una publicación un hito de este tipo y, por esa misma razón, hemos contado con Mikel Ayestaran, Rafael Alvira y Mariano Barbacid como firmas invitadas que le dieran realce con su presencia y sus reflexiones.
Además, como refleja la portada, el pintor y escultor Antonio López ha tenido la amabilidad de concedernos una entrevista y sumarse de este modo al aniversario. Por último, en el ensayo, el antiguo rector de la Universidad de Navarra, José M.ª Bastero, describe los retos actuales de toda institución universitaria: un contexto necesario para entender la aportación que Nuestro Tiempo puede realizar en sus siguientes...
setecientos números.