Guion: Greta Gerwig, Noah Baumbach | Dirección: Greta Gerwig | EE. UU., 2023. Para los que les gusta debatir a la salida del cine.
Con un récord absoluto en taquilla y una campaña de marketing 360 que merecerá artículos y sesiones magistrales, Barbie se ha convertido en una de las películas del año. Detrás de este fenómeno está Greta Gerwig, la directora de Lady Bird y Mujercitas, que ha conseguido convertir lo que podría ser una película más sobre juguetes —tan numerosas que empiezan a engrosar un subgénero— en una inteligente sátira feminista que no está dejando a nadie indiferente.
Porque a Barbie, la película, igual que a la muñeca, o se la ama o se la detesta. Y el público y la crítica se han dividido. Todos coinciden en que, desde el punto de vista visual, estamos ante un producto brillante, con sus decorados en tamaño real y su apuesta absoluta por el color (rosa, sobre todo, pero no únicamente). En lo que casi nadie se pone de acuerdo es en si Barbie es una defensa de un feminismo ultra-woke, con Barbie-trans incluida, y una propuesta de demolición de la biología, la familia y el hombre o si, por el contrario, la película —a pesar de su cuota feminista y woke— defiende, en el fondo, una complementariedad entre hombres y mujeres y es una crítica —sutil pero contundente— a un feminismo combativo y ultracapitalista.
Pienso que, al final, la clave nos la da el propio lenguaje cinematográfico, las referencias —también cinematográficas—, el tono de la historia y la filmografía de Gerwig. Algunos han visto en la introducción de la cinta —una hilarante parodia de la película de culto de Kubrick, Odisea en el espacio 2001— un alegato proaborto, mientras que otros no han visto los indudables paralelismos entre Barbie y la mencionada película de Greta Gerwig, Lady Bird: una interesante reflexión sobre la identidad y una exploración de las relaciones maternofiliales. En cualquier caso, la película ha llevado al cine a la gente y a discutir sobre la película después de verla… y eso siempre es bueno.