Guion y dirección: Siân Heder | EE. UU., 2021. Si te van los dramas emotivos.
CODA, ganadora del Óscar a la mejor película de 2021, es en realidad un remake de la cinta francesa La familia Bélier (2014), en la que todos son sordos y cuya hija menor, la única oyente de la casa, tiene un talento especial para la música. En este caso se sustituye el ambiente campestre de la versión francesa por el pesquero de una pequeña localidad de Massachusetts.
A pesar de la sencillez de la trama —una clásica historia de iniciación— la película consigue llegar a muy diferentes espectadores porque remite a conflictos universales: el amor de pareja como fundamento básico de cualquier estirpe, el papel de la familia y, a la vez, la importancia de la individualidad y la independencia dentro de su propio linaje. CODA también muestra cómo las dificultades, si se afrontan con el apoyo de los demás, pueden ser una verdadera escuela de maduración y resiliencia.
Todo esto son aciertos claros de la historia y su relato cinematográfico. Pero estaríamos hablando de una película muy diferente si CODA no contara, además, con un casting maravilloso. Cada uno de los integrantes del cuarteto protagonista —y podría decirse de la mayoría de los secundarios— derrocha naturalidad en todos los encuadres. Esa naturalidad equilibra bien el tono melodramático. Sus frustraciones, enfados e incluso ocasionales faltas de educación hacen que resalten más los esfuerzos que realizan para acompañar, consolar y ponerse en la piel del otro, aunque no le entiendan… porque ni siquiera pueden escuchar lo que dice. Pero donde no llegan unos sentidos llegan otros. Y, además, el lenguaje del cariño no siempre necesita sonidos.